Material girl

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Estaba embelesada observando a mi madre maquillándose. Me encantaba verla aplicándose polvos y sombras y cuando me pedía opinión era la mejor parte porque me gustaba participar. Le pasaba las brochas y le elegía el color de labial que debía usar según su ropa.

—¿Puedo ir contigo, mami?.—hice un puchero cuando ella negó con la cabeza mientras intentaba delinear sus ojos.—¿Por qué? no quiero quedarme en casa, me aburro...

—Porque no V, no lo voy a volver a repetir.

Puse mala cara y me bajé del banco en donde estaba sentada para acercarme al tocadiscos y poner música. Odiaba quedarme siempre en casa porque me aburría muchísimo, en la nueva casa no teníamos tv y lo único que me mantenía entretenida era el viejo tocadiscos que mamá compró y revistas viejísimas.

Puse el vinil de Madonna y busqué mi canción favorita. Cuando Material Girl comenzó a sonar mi madre se echó a reír viéndome bailar por toda la sala como si estuviera en mi propio concierto.

Ella también se levantó de donde estaba y se puso a bailar conmigo sujetando mis manos. Mi mamá era demasiado divertida cuando no estaba borracha, apreciaba esos momento en donde estaba de buen humor y me seguía la corriente en mis tonterías.

Me dió su peine y ella tomó la brocha de maquillaje y pronto se convirtió en el cierre de nuestra gira mundial, o al menos así lo sentí yo.

Cuando la canción terminó, ambas estábamos muertas de la risa y ella me cargó para darme un beso en la mejilla.

—Me alegras la vida, V.—dijo con una sonrisa y me acarició el cabello.—Prometo regresar temprano hoy y les traeré algo rico de comer.

—Quiero ser Madonna...—ella se echó a reír y asintió.

—Vivimos en un mundo materialista, debes ser materialista si quieres sobrevivir en un mundo de hombres...—dejó un beso en mi frente y me dejó en el suelo para ir por su bolso.—No vayan encender la estufa y por nada de este mundo le abran la puerta a nadie, ni a la policía.—asentí mirándola.—Te amo, cuando tu hermana despierte le sirves un poco de cereal.—asentí de nuevo.

—Te amo.—la abracé con todas mis fuerzas y ella me acarició el cabello.—Te voy a esperar despierta...

—No es necesario, V.—rió y se inclinó para besar mi coronilla.—Nos vemos más tarde.

Me quedé observando todo su recorrido hasta la puerta y antes de salir me lanzó un beso.

No entendía porque mi mamá tenía que irse siempre en la noche, la extrañaba un montón. Suspiré mirando la puerta y me senté de nuevo en el sofá, otra noche que pasaría aburrida.

Los consejos de mi mamá no eran los mejores, ella siempre nos decía a mi y a Luna que debíamos ser ambiciosas, olvidarnos de los sentimientos porque con palabras lindas y amor no se paga el alquiler.

Y creo que ella no lo decía para que fuéramos unas perras materialistas, más bien, viendo en retrospectiva, ella hablaba por experiencia propia. Mi mamá se entregó al amor y eso terminó destruyéndola, supongo que no quería que nosotras pasáramos por lo mismo y su consejo siempre fue "Los hombres no sirven,para ellos sólo somos un accesorio, gasten su dinero mientras puedan".

Puede que mi madre tenga algo de razón en sus palabras, cuando eres joven y hermosa el mundo estaba a tus pies, pero cuando eso se va, nadie te quiere, todos tenemos fecha de caducidad y las chicas somos las que más sufrimos.

𝐶𝑜𝑛𝑓𝑒𝑠𝑠𝑖𝑜𝑛𝑠 𝑂𝑓 𝑀𝑦 𝐵𝑟𝑜𝑘𝑒𝑛 𝐻𝑒𝑎𝑟𝑡 | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora