Plan Z

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Volví a casa a eso de las nueve de la mañana, sólo para darme una ducha y buscarle ropa a Tommy para volver y continuar ayudando a mi mamá con lo de la fiesta.

Entré a mi habitación y frené el paso al ver a Mike, sentado en el borde de la cama mirando algo en su teléfono, se me hizo demasiado extraño.

—Hola mi cielo...

—Hola, preciosa.—se guardó el teléfono en el bolsillo y me incliné para besar sus labios.—Hoy no tengo que salir así que puedo pasar el día con ustedes.—sonreí ampliamente y comencé a darle besos sujetando sus mejillas.

—Qué emoción, cielo. Yo quería que vinieras a la fiesta de Luna, gracias por hacer un espacio en tu agenda.—le di varios besos más y sonrió.—¿Qué hacías ahí?.

—Nada...estaba viendo unos correos. —Sonrió apenas y me sentó sobre su regazo—¿Cómo les fue ayer?.

—Bien, Tommy pasó el día con Luke y en la tarde fui por él y nos quedamos con mamá.—pasé mi brazo por su cuello y le acaricié el cabello rozando mi nariz por su mejilla.—Dime que es lo que te acongoja amor mío.—por primera vez rió y giró su cara para verme.

—No es nada, hermosa, sólo estoy demasiado cansado.—hizo una mueca de fastidio.

—¿Estás muy cansadito?.—hice un puchero rozando sus labios con los míos y él asintió sonriendo.—¿Hasta para esto?.—tomé el dobladillo de mi vestido sacándomelo por encima de mi cabeza y me senté a horcajadas sobre él.

Mike miró mis pechos y sonrió dejando besos en mi cuello mientras me abrazaba. Suspiró pesadamente y levantó de nuevo su cara para mirarme.

—¿Recuerdas esa vez que hablamos de tener hijos y hacer la familia más grande?.—asentí y Mike bajó la mirada.—Ya sé porque no has logrado quedarte embarazada a pesar de que lo hemos intentado varias veces...—no subía la cara, se rehusaba a mirarme y eso me estaba asustando.—Soy estéril, me hice un conteo de esperma para probar la nueva tecnología que queremos implementar en todos los laboratorios y es demasiado baja...—eso último lo dijo casi en un susurro.—La probabilidad de que pueda tener hijos es de una en siete millones.

Ambos nos quedamos callados por un buen rato, Mike no quería verme y yo no quería verlo tampoco porque tan sólo saber que estaba triste se me iba a romper el corazón.

Simplemente lo abracé y comencé hacerle mimos susurrando lo mucho que lo amaba al oído.

—Podemos tener sexo siente millones de veces, por mi no hay problema.—reí tratando de animarlo y sujeté su mentón alzando un poco su cara.—No te sientas mal por eso cielo, hoy en día hay demasiados métodos y...—me calló besando mis labios.

—Ya sé que comenzaste a idear hasta el plan zeta.—sonrió acariciándome la mejilla.—No quisiera hablar de esto por ahora, preciosa, necesito...despejar la mente. Luego cuando piense con más claridad y deje de sentirme tan mal, lo hablamos de nuevo y decidimos que hacer.—asentí y él volvió a sonreírme.

—Te Amo.—apreté sus mejillas y lo besé con todo el amor del mundo.

.....

Mike no quería tocar el tema y respetaba su decisión. Pero en el trayecto a la casa de mi mamá, no abrió la boca para nada, estaba demasiado pensativo y callado y odiaba verlo así.

No pensé que Mike quisiera tanto tener un hijo, sí habíamos tocado el tema un par de veces. Él me preguntó si yo quería tener más hijos con él y por supuesto que le dije que sí, siempre quise una familia grande y Mike era el indicado para cumplir ese sueño.

𝐶𝑜𝑛𝑓𝑒𝑠𝑠𝑖𝑜𝑛𝑠 𝑂𝑓 𝑀𝑦 𝐵𝑟𝑜𝑘𝑒𝑛 𝐻𝑒𝑎𝑟𝑡 | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora