You Know That I'm No Good

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❝𝑰 𝒕𝒐𝒍𝒅 𝒚𝒐𝒖 𝑰 𝒘𝒂𝒔 𝒕𝒓𝒐𝒖𝒃𝒍𝒆❞

Esperé como media hora para reportar que él se había largado. No tenía caso ponerme a llorar, desesperarme y buscarlo hasta debajo de las rocas porque eso suponía desgastarme físicamente en vano.

Yo lo sabía, sabía a lo que me estaba enfrentando cuando decidí dejar mi vida llena de lujos y comodidades para estar con él y no es que me estuviera arrepintiendo de mi decisión. Estaba comenzando a sufrir las consecuencias que yo misma me había buscado y tenía que afrontarlas sin lloriquear.

'Así fue como tú lo quisiste'

Era lo que me repetía una y otra vez mientras conducía de vuelta a casa, tratando de dejar mi mente en blanco para no pensar cosas horribles y deprimirme más. No quise llamar a nadie, decidí que no iba a involucrar a nadie más en mis dilemas, porque bastante que todos me advirtieron y yo no quise escuchar.

Entré a la casa bajando las cosas que había recogido del hospital. Iban a ser casi las dos de la mañana y me sentía demasiado cansada, sólo podía pensar en darme un baño, acostarme a dormir y despertar en diez años más.

Fuí recibida por los perritos y me sacaron una sonrisa, con ellos cerca no me sentía sola nunca. Puse a llenar la tetera para hacerme un poco de té y saqué dos galletas del tarro junto a las especias.

Comencé a mordisquearla y a comerla perezosamente mientras le daba pequeños trozos a los perritos. Escuché que llamaban a la puerta y me pareció extraño suponiendo la hora.

Me limpié las migajas de las manos sacudiéndolas y caminé cautelosa hasta la puerta. Me elevé sobre las puntas de mis pies para observar por el ojo de pez y entré en pánico cuando vi el mismo auto azul oscuro en la entrada y dos sujetos en la puerta.

Ahora si estaba asustada.

Caminé despacio sin apartar la vista de la puerta tratando de idear un plan. Tal vez si hacía el menor ruido posible ellos pensarían que no estaba en casa.

Recordé la tetera que había puesto sobre la estufa y fuí corriendo hasta la cocina para apagarla. Apagué las luces que había encendido cuando llegué con la esperanza de que no se hayan dado cuenta.

Vi una sombra paseándose por la puerta trasera y me agaché rápido escondiéndome detrás de la isla de la cocina. Había dejado mi teléfono sobre la mesada y necesitaba ir por el.

Respiré profundo y traté de ver hacia la puerta. Había una persona ahí parada y tocó el vidrio. Volví a esconderme, estaba tan asustada que podía escuchar mi corazón.

Me armé de valor y caminé a gatas por el suelo ocultándome lo más que podía hasta llegar a la otra esquina de la isla. Visualicé mi teléfono, pero no había manera que pudiera tomarlo sin ser vista por el sujeto que estaba en la puerta.

Tenía que ser super rápida y no confiaba para nada en mis torpes reflejos. Cerré los ojos para mentalizarme, tomé una profunda respiración y volví a ver hacia la puerta. Me arrastré por el suelo, fueron dos segundos pero lo vi eterno porque estaba tan asustada que en mi cabeza todo lo ví en cámara lenta.

Llegué al otro lado alcanzando el teléfono y lo abracé contra mi pecho porque no podía creer que lo había logrado. Los perros estaban alerta porque estaban entrenados para atacar a intrusos, pero sólo atacaban si recibían una orden y en ese preciso momento no recordaba cual era.

𝐶𝑜𝑛𝑓𝑒𝑠𝑠𝑖𝑜𝑛𝑠 𝑂𝑓 𝑀𝑦 𝐵𝑟𝑜𝑘𝑒𝑛 𝐻𝑒𝑎𝑟𝑡 | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora