Old Me

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—Venus, mamá se va a molestar.—susurró lo más bajo que pudo y puse un dedo en mi boca para que se quedara callada.

Caminé a gatas hasta llegar a la cómoda pero antes de alcanzar mi objetivo, vi a mamá. No se movía, sus ronquidos se escuchaban hasta la habitación de al lado, tomé su bolso dejándolo en el suelo y con cuidado de no hacer ruido abrí el ziper.

Mi madre se movió sólo un poco y Luna se cubrió la cara con ambas manos. Falsa alarma, siguió roncando y yo volví hacia mi cometido. Tomé el dinero que había dentro de su bolso y volví a dejar todo como estaba.

—Con esto completamos como cincuenta dolares y estas monedas servirán para el autobús.—arrojé las monedas sobre los billetes que había apilado en la alfombra.—No sé que podemos comprar con eso.

Tiene que ser algo pequeño, que mamá no se de cuenta.

Dulces o...¡Podemos rentar una película!.—era la mejor idea del mundo pero mi hermana arrugó la cara.

No reunimos cincuenta dolares en billetes de uno durante todo este tiempo, sólo para rentar una película.

Pero yo quiero...—hice un puchero.—Quiero rentar una película de terror.

No nos dejarían ni si quiera cruzar la puerta del video club cuando ya estarían llamando a nuestra madre.

Tú siempre tienes un pero para todo.—dije molesta y comencé a recoger todo el dinero.

Porque tú siempre tienes ideas tontas.

—Al menos tengo ideas.—le saqué la lengua.—No me quiero quedar aquí todo el día viendo ese aburrido programa.—señalé el viejo televisor.—Las personas ni si quiera tienen color.

—Tengo hambre.—se quejó dejándose caer sobre la alfombra.

—Comete la otra mitad de mi hamburguesa, yo no la quiero.—busqué la bolsa de papel donde mi madre nos había traído el desayuno en la mañana y se la di a mi hermana.

—¿No la estabas guardando para la cena?.

—Sí pero, no tengo hambre.—arrugué la nariz.—Ademas, en la revista pop start dice que la comida chatarra te saca granos.

De hecho si tenía hambre pero preferí darle la comida que había reservado para después a mi hermana.

—Gracias...—se sentó de nuevo tomando la bolsa de papel y me sonrió.—Podemos compartirla.—sacó lo que quedaba de la hamburguesa y la cortó a la mitad, dándome a mi el trozo más grande.—Come, luego nos preocupamos por los granos.—reí mirando el trozo de hamburguesa y le di una mordida.

—Prométeme algo.—hablé con la boca llena y terminé de masticar para continuar.—Qué siempre vamos a estar juntas.

—Siempre.—asintió alzando su meñique.—Cuando seamos grandes y tengamos esposos, viviéremos todos en la misma casa.—entrelacé mi meñique con el de ella y me eché a reír.

—Nada de esposos, seré la tía solterona y fabulosa que viaja por todo el mundo y tiene su closet lleno con ropa de diseñador.—la miré con suficiencia y mi hermana rió.

—la miré con suficiencia y mi hermana rió

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𝐶𝑜𝑛𝑓𝑒𝑠𝑠𝑖𝑜𝑛𝑠 𝑂𝑓 𝑀𝑦 𝐵𝑟𝑜𝑘𝑒𝑛 𝐻𝑒𝑎𝑟𝑡 | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora