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En un repentino impulso, John pudo sentir como su cuerpo caía hacia el vacío; Entonces despertó un poco desubicado, debido a aquel despertar tan súbito y sobre todo, por encontrarse tendido en el suelo de la cocina.
Fue allí cuando recordó, él se había quedado dormido en medio de su conversación con Paul, aunque ahora el pelinegro no se divisaba por ningún lado. 

El castaño dedujo que el azabache había cumplido con su declaración de algunas horas atrás, por lo que ya no tenía remedio alguno, Paul se había ido y no se podía hacer nada.
John se preocupaba, mas que nada por su padre 《¿Qué le diría a la policía?》, eso mancharía una pulcra reputación y no se trataba del único problema, haría ver a Alfred como un implicado en el caso del pelinegro.

Resignado, John se levantó del piso, tan solo para después proceder a limpiar la suciedad de comida que había quedado en el suelo. El joven miró el reloj que llevaba sobre su muñeca; eran las dos de la mañana,así que tenía cuatro horas más de sueño antes de levantarse para asistir al colegio.

A paso cansado, el muchacho subió a su habitación, arrastrando los pies sobre las viejas escaleras y junto con sus ahora muy pesados brazos, se tambaleó hasta llegar a su cómoda cama, donde Max lo esperaba plácidamente dormido.

De nuevo, John había despertado, y otra vez, sin Paul a la vista. El castaño procedió a realizar su rutina con normalidad, tomó una ducha, se peinó un poco, desayunó otro tanto y alimentó a su mascota.
Luego de eso emprendió camino a la escuela; mientras se cuestionaba donde sería que el pelinegro guardaba su refugió.

Como era costumbre, John fue saludado por sus amigos y apreciado por chicas y chicos. Esto le gustaba, la sensación mañanera de ser inquebrantable y absolutamente envidiable era de sus favoritas: claro esta, que cuando el jóven caía en cuanta de su propia fachada, no podía evitar sentirse sucio.

La primera clase tan solo la compartía con Tom, quien, al parecer, no iba a su máxima potencia. Ya que si bien, el muchacho no era un chico extrovertido, aquel comportamiento tan insulso, no era característico de su persona: Tom era un chico alerta, como un conejo en medio de una gran pradera.

John decidió no preguntar nada, deduciendo que Thomas tan solo tenía sueño y al ser esa la primera hora de clases era completamente entendible estar en tal estado.

El receso llegó, y junto con este, todos los amigos pudieron reunirse para conversar. George, siendo el mas curioso del grupo, al instante se percató de la decadencia del muchacho bicolor,pues estaba cabizbajo, y a diferencia de otras veces, no ocultaba sus expresiones, parecía ocultar algo físico yacente en su rostro.

—¿Qué te sucede, Zorrillo?— Inquirió George.

—N-nada— Tartamudeó Tom —Estoy cansado.

—¿Cansado?— Agregó Stuart —Parece que un auto te paso encima.

—Ha estado así desde la mañana— Comentó John.

Sin más y con bastante brusquedad, el chico de cejas pobladas tomó a Thomas por el mentón y mandíbula, de este modo, logró alzar su rostro, observando con mas detalle este mismo.

—¿Qué es esto?— Dijo el vampiro, sin mover su vista atenta.

—Harrison, suéltame— Pidió el bicolor —Me lastimas.

Haciendo caso omiso, George llevó sus dedos índice y medio hacía la cuenca del ojo de Tom; misma que tentó arrastrando los dedos. Obteniendo de esta, un montón de maquillaje y descubriendo una gran mancha roja sobre la piel del joven.

—Auch, ¡Déjame en paz!— Exclamó, con casi enojo.

Finalmente, el de cejas gruesas lo dejo ir, para luego mostrar sus dedos impregnados por base al resto de sus amigos.

𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í   ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora