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John miraba como todo un mentecato aquel exámen que tenía enfrente, y como es predecible, se trataba de un examen de calculo integral.
Se encontraba completamente perdido, había llegado a al punto en que toda la prueba estaba contestada, sin embargo, ningún inciso estaba concluido. Dicho de otro modo: Técnicamente no había dado ninguna respuesta.

Y ante los ojos del castaño, una gran parte de la culpa era de Tom, pues el chico bicolor llevaba tres días sin asistir a clases; Siendo que ambos compartían la clase de calculo y por lo tanto, John llevaba tres días sin copiarle a Thomas.

Derrotado, y una vez terminada la clase, el jóven Lennon entregó el exámen.
Al final solo había logrado contestar tres incisos, por lo que ni siquiera de ser sus respuestas correctas podría aprobar la prueba.

Durante la hora del almuerzo, John fue en busca de sus amigos. Quienes muy probablemente, yacían en la parte posterior del colegio; Lugar donde no había cámaras ni maestros, el sitio ideal para fumar.

Efectivamente: George y Stuart se encontraban compartiendo un cigarrillo. El de pecas se había recargado contra una rasposa pared, mientras que el de cejas gruesas fumaba tumbado sobre el suelo.

—¿Qué hay?— Exclamó John, tomándolos por sorpresa.

—¡Winnie!— Dijo Stuart, que al instante paso de tener un rostro serio a una radiante sonrisa.

—¡Morsa imbécil!— Lo recibió George, acompañado de una burlona risita.

John no hizo mas que darle una ligera patada en el costado, pero fue lo  suficientemente fuerte como para lograr sofocarlo.

—¿Te dolió el comentario, Big mama?— Dijo el muchacho de colmillos.

—¡Perra!

Y antes de que John pudiera escupirle en la cara, Stuart intervino, ya que a él no le gustaba que la convivencia del par fuera tan pesada.

—Guarda silencio, Harrison— Regañó.

—Bla bla bla, lo defiendes demasiado— Repetía George —Mejor una mamada y ya.

Este comentario provocó un rubor en las mejillas de Stuart, y en el lapso de un instante John enmudeció. Como siempre, Harrison había dado en el clavo, incluso sin saberlo.
Y siendo un completo curioso, además de poseer una efectiva intuición, George supo que algo había sucedido entre esos dos. Sin embargo, decidió guardarse cualquier comentario y es que el enamoramiento de Stuart hacia el jóven Lennon era un secreto a vivas voces; por lo menos para Harrison lo era, habiéndose dado cuenta desde hace ya bastante tiempo.

John carraspeó su garganta.

—¿Qué hacían?— Interrogó.

—Fumar— Respondió el de cejas gruesas con toda naturalidad.

Nadie dijo nada, provocando un incomodo silencio, que nuevamente, fue roto por el marrón.

—¿Y... Alguno de ustedes dos sabe que ha sido de Thomas?

—¿Zorrillo?— Reafirmó Geo, a la vez que le daba una calada profunda a su cigarrillo —No lo he visto.

—¿Apenas se dieron cuenta de su ausencia. Par de ególatras, fanfarrones?— Masculló el de pecas.

—Yo sí— Dijo George, sin pesar alguno.

—Yo no— Se defendió el de nariz aguileña —Lleva tres días sin pasarme la tarea.

—¡Son increíbles! ¡Son increíbles!— Murmuraba Sutcliffe enfadado —Lleva tres días sin contestar mis mensajes, ni llamadas ¿Creen que algo malo de haya pasado?— Interrogó preocupado.

𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í   ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora