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Este fanfic lo he estado escribiendo, por lo menos a mi parecer, en un formato algo diferente. Por lo que quería preguntarles si ustedes, como lectores, estarían de acuerdo en que hiciera uno o dos capítulos (No consecutivos) que mayormente traten de los hermanos u otros personajes.  ¿Les parece?

John se despertó repentinamente al sentir que su cuerpo rebotaba, todo gracias a Paul que se había lanzado sobre la cama.

—¡Ya es hoy!— Exclamó entusiasmado.

Agh Paul, ¿Qué hora es?— Se quejó, pues su habitación todavía se encontraba a oscuras.

—Son las cinco.—Respondió, para después llenarle la mejilla de besos y proceder a buscar sus labios.

John no opuso resistencia al beso, aunque tampoco estaba contento con la idea de ser levantado a tal hora. ¡Ni siquiera era día de clases!

—¿No te parece qué aún es muy temprano?— Cuestionó en cuanto se separaron. —No lo tomes a mal, tus besos son bienvenidos.

Ese día estaba planeado para recorrer el bosque y esto, como era obvio, desencadenó la insistencia de Paul.

—Debemos de irnos temprano.— Explicó y luego se levantó de la cama para de esta manera mostrar la sudadera verde trebol que llevaba puesta. —Mira, ya me cambié y me puse ropa abrigada. Se que tú no me dejaras salir con poca ropa.

—Porque te puedes enfermar.

—Ya te dije, yo nunca me enfermo.

—Tal vez porque antes estabas cubierto de pelaje, ahora mírate.

Paul bufó, porque él sabía muy bien que no era así; Mientras tanto, John volvía a acurrucarse, bien dispuesto a dormir.

—Levántate.— Volvió a decirle. —Se hará tarde.

El azabache meneó el hombro del castaño, quien, aún somnoliento, tapó su rostro con una almohada.

—¿Tarde para qué?— Interrogó. —El bosque no se va a mover, Paulie. Mejor duerme conmigo.

—A donde te quiero llevar esta muy lejos.

—¿Qué tan lejos?

—Seis horas si eres rápido.

John abrió sus ojos inmediatamente. ¿¡Seis horas?! ¿¡Acaso iban a migrar?!

—¡Eso es demasiado!— Espetó.

—Es que el terreno es trabajoso.— Respondió. —Además, yo caminaba mucho mas tiempo todo los días. Te prometo realmente sera entretenido.

—Eso explica tu trasero.— Murmuró Lennon. —¿Y tú no tienes otras cosas que hacer?

John se sentó al borde del colchón a la par que bostezaba. Su brazo izquierdo lo estiró y con el derecho tomó sus anteojos que estaban en un buró junto a su cama.

—No, ni una.

—¿Seguro?— Se colocó los anteojos. —Yo recuerdo que tienes unos polluelos que alimentar.

Al escuchar esa declaración Paul bajó la mirada de inmediato, notablemente avergonzado.

—Ya no.— Contestó entres dientes.

—¿Ya no?, ¿Qué les paso?

—Nada. Te espero abajo.— El pelinegro se dio la vuelta con claras intenciones de largarse.

—No, Paul, detente. Tienes que decirme si quieres que vaya contigo.

El jóven tuvo que volver a mirar a John y luego, intentado fingir lo mejor posible, lanzó una mentira:

𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í   ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora