38 "Perspectiva II"

455 56 70
                                    

Nuestra mente, nuestro propio cerebro no esta preparado para concientizarse sobre su no existencia; es por eso que una sensación de vacío surge cuando recapacitamos las posibilidades después de morir y de mismo modo, solemos olvidar rápidamente este pensamiento, todo en un intento inconsciente de protegernos a nosotros mismos. El mundo no se detiene por ti, para nadie, eso lo vuelve mas tenebroso de algún modo, aunque pareciera que mientras más crecemos uno parece aceptar el inminente final que todos tenemos asegurado.

Y así como no podemos asimilar la nada, tampoco estamos preparados para el resto del mundo. Muy seguro y más de una vez te has puesto a pensar en las casualidades que llevaron a personas estar en frente de ti; sin embargo, entre más retrocedes y das esos fugaces vistazos al pasado, es cuando ya nada parece ser casualidad.

¿Un acuerdo de almas, un ser superior, destino o sencillamente mera probabilidad?

Es bien sabido que, naturalmente, cuando las personas están en conjunto tendemos a generalizar. Un apellido lo convertimos en sinónimo de características, de riqueza o de cualidad. El hijo de un músico, el hijo de un rico, el hijo de un pelirrojo, el hijo de ese hombre que me robó; seguro todos son como su padre.

Detrás de las paredes anaranjadas de la casa Wodenson, los agrios secretos acumulados por generaciones y mudados desde muy lejos que, regios, durante vasto tiempo se contuvieron, ahora buscaban la mas mínima grieta que los llevara a la luz.

Stuart se posicionó enfrente del umbral, acomodó su alborotado pelo y sacudió su preciada chaqueta. Él podía escuchar murmullos detrás de la misma, así que entendió que alguien estaba a punto de salir.

-Señora, Wodenson.- Saludó en cuanto vio a la rubia. -Vengo con Thomas, ¿Puedo pasar?

Ella miró hacia adentro y luego bufó.

-Adelante.

Brenda salió y seguida por otro hombre, quien le ofreció una sonrisa a Sutcliffe, se fueron caminando por la solitaria vereda.

La residencia permanecía quieta, totalmente silenciosa y esto, consecuentemente, logró cohibir al jóven. En esa casa siempre había ruido, ya fueran los propios habitantes aramando alguna riña o escándalo proveniente del taller mecánico. En esta ocasión, la iluminación en tonos azulados causada por el ocaso y los oídos nada mas llenados por corrientes de aire helado, erizaban la espalda de Stuart.

Él se decidió por ir hacia la habitación de Thomas, debía apresurarse antes de que algo pasará y es que nada podía estar tan calmo en esa casa, se trataba de un mal presentimiento.

Entonces, apenas caminó un poco, el piso se sacudió gracias a unas fuertes pisadas. Sutcliffe no se desconcertó, ya era costumbre que al estar al lado de los hermanos sus fuertes risotadas y coces al reír lo hicieran temblar; no obstante, estos pasos se aproximaban recios, podrían describirse como molestos.

-Er du seriøs, drittsekk?!/ ¡¿Hablas enserio, imbécil?!- Daven bajaba las escaleras detrás de Aren.

-Selvfølgelig/ Por supuesto.- Respondió el ojiazul.

Ambos muchachos quedaron separados de Stuart por unos metros y aparentemente, estaban tan centrados en su discusión que apenas se percataron de la presencia de Sutcliffe.

-Debiste haberme dicho algo.- Gruñó el ojiverde. -Hvorfor handlet du uten min tillatelse?! /¿¡Por qué actuaste sin mi permiso?!

-Fordi jeg er voksen./ Por qué soy adulto.

-Yo también y yo soy el mayor.- Proclamó con enfado. -No estoy de acuerdo, no te doy permiso.

-Pues es una lástima.- Contestó. -Ya lo hice.

𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í   ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora