47

325 49 79
                                    

—Despierte, por favor.— Fueron las palabras que Daven escuchó cuando alguien sacudió su hombro. —Señor Wodenson, necesito que despierte.

"Señor" aún no podía acostumbrarse a ello, apenas tenía veinte. Aborrecía ese tratamiento.

—¿Qué sucede?— Dijo, mientras intentaba compaginar la tarea de tapar su bostezo junto con masajear sus sienes.

—Necesitamos que salga de aquí, puede regresar en la tarde a la hora de visitas.— Contestó, quien parecía ser una jóven interna.

El de ojos verdes le echó un vistazo a su padre, que yacía dormido sobre su cama de hospital.  Ni su madre ni su hermano se encontraban a su lado, ya se habían ido, dejándolo completamente solo.

Durante la madrugada y en el tiempo que Hakoon estuvo despierto, todos habían hablado demasiado, todos a excepción de Brenda, ella se limitaba a asentir y ser sumamente condescendiente.

—Como diga.— Le respondió. —Dígale que estaré aquí a las tres.

—Sí, señor Wodenson.

《Todavía soy jóven》

—Muchas gracias, señora.

La jovencita rechistó y Daven se felicitó en sus adentros. La verdad y con su mente ya mas clara, se dio cuenta que ella era bastante bonita.

—De nada, señor.

Para cuando él salió de ahí, pudo encontrarse con su tío. El hombre, tranquilo, fumaba un cigarrillo a las afueras del hospital y con su mirar clavado en el tránsito vehicular, se dedicaba a mantener la calma alrededor suyo.  Este día era bastante húmedo, humedad fría como la que hay en una casa abandonada; casi todo Liverpool estaba sumergido en neblina

—Hva skjer? /¿Qué pasa?— Saludó Jensen al percatarse de su presencia. —¿A ti también te echaron?

—Y no de muy buena manera.

El hombre suspiró, echando todo el humo de su boca en un aliento que terminaría por confundirse con el distorsionado ambiente.

—¿Cómo esta mi hermano?— Preguntó Daven, a la par que recargaba sus palmas contra un barandal.

—Lo dan de alta en dos horas.

Asintió.

—¿Y sabes que pasó Aren o mi madre?— Inquirió, esperando que su tío supiera la respuesta. —Cuando desperté no encontré a ninguno.

—Tu madre fue a darse una ducha y tu otro hermano.— Carraspeó. —Aren fue a llevar a Stuart a su casa.

El cobrizo escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón de pijama, luego exhaló.

—Muy bien.— Se limitó a decir.

A lo poco, Jensen terminó de fumar su cigarro, mismo que tiraría al suelo para proceder a pisarlo y finalmente, recogerlo del suelo e introducirlo en el basurero al lado suyo.

—¿Cómo esta tu padre?— Acabó cuestionando.

—Sano. Dijeron que debía de estar tranquilo un tiempo, quieren valorar su estado debido al golpe que se dio en la cabeza.

—No creo que sea algo de que preocuparse. Tu padre tiene la cabeza tan dura como una piedra. — Musitó. —¿Todavía felicita estrellándose la cabeza con la de otro?

—Todavía.

—¿Lo ves? Estará bien.

Daven barrió al hombre de pies a cabeza y avanzó con reticencia. Se mostraba confiado, desinteresado, aun cuando la intriga le carcomía la lengua.

𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í   ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora