𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í ●●McLennon●●

37 "Perspectiva I"

Aquel ambiente informal, rodeado de desconocidos, lo desubicaba.
John, queriendo celebrar el inicio de las vacaciones invernales, había llevado a Paul al centro comercial.

El azabache estaba contento de pasar tiempo con su cariño; no obstante, se preguntaba el porqué de haber sido elegido en esa ocasión y es que John siempre prefería celebrar con sus propios amigos.

—No quiero jugar a eso.— Masculló el pelinegro. —Odio las armas de fuego.

—Es solamente un videojuego, en realidad no matas a nadie.

—Ya se lo que es.— Refunfuñó. —Pero no me gusta.

Sacar a Paul de esa posición sería imposible y más sabiendo que había generado ese rechazo en primer lugar.

—Bien, Paulie, vamos al boliche.

Cuando John dio el primer paso, inmediatamente Paul buscó entrelazar sus manos y esto, evidentemente, generó rechazo por parte del castaño.

—Ya sabes que en la calle no.

《¿Cuál es el punto de salir si no podremos estar realmente juntos?》 Se preguntó Paul.

—¿No crees que exageras un poco con eso, Johnny?— Preguntó desanimado. —Aquí no hay nadie que conozcamos.

—Tú no, pero yo sí.— Aseguró. —Mira Paul, la ciudad será muy grande, aunque solo es perspectiva. Esta es la plaza más concurrida y por ende hay varios conocidos.

Paul infló sus mejillas antes de responder, se trataba de un rasgo distintivo al momento de tragarse sus palabras.

—Bien... Vamos a ese lugar.

—Ya en la casa hacemos lo que tú quieras ¿Qué dices?

—Supongo que esta bien.— Respondió cabizbajo. —Solo que no debes quejarte.

—No lo haré. Ahora andado, no queremos demorar en regresar.

El pelinegro esbozó una pequeña sonrisa al escuchar eso último; volver a la mansión cuanto antes era buen incentivo para apurarse.

—Ya voy.

Ambos continuaron caminando por los pasillos de lugar, todos ellos iluminados por luz blanca y bombillas coloridas procedentes de algunos locales.

Paul, como todo un muchachito curioso, no tardó en percatarse que abundantes parejas rondaban por ahí. Hombres y mujeres iban tomados de la mano, varios de ellos se encontraban sentados al rededor de una gran fuente mientras se rodeban en un abrazo y perdidos, se dedicaba a observar los chorros bailarines que tenían enfrente.

La atmósfera era romántica, de aquello Paul no dudaba y por consecuencia, suspiraba añorando lo mismo.

Entonces, al momento de pasar por un establecimiento con ventanas-espejo, Paul notó su figura reflejada. Se percibió diferente y decepcionado.
Él pensaba, él creía inocentemente que, uno de los muchos motivos por los que John no exhibía su relación, era su mismísima apariencia.
Al azabache no le gustaba vestirse, mucho menos usar ropa ajustada y lo único que toleraba eran prendas holgadas; bajo su lógica, tal vez ese era el motivo de no ser expuesto como anhelaba. Él debía arreglarse para John.
Aquel día y luego estudiar un poco la moda por medio de canales televisivos, Paul había optado por dejar de lado su comodidad. Observó a sus jeans slim; mismos que causaban picazón en la parte trasera de sus rodillas, llevaba puesta una camiseta oscura con letras japonesas y encima de esta, una camisola de cuadros tintos lo cubría hasta los codos, inclusive le había pedido a John unas botas para que todo luciera aún mas lindo.