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Hey it's good to be back home again.
I said hey it's good to be back home again.— Cantó Paul  y poco después, frenó el sonido emitido por el piano.

Denver miró al azabache con una gran sonrisa dibujada en su chistoso rostro. Sus ojos, de por sí ya pequeños, se volvían invisibles gracias a sus mejillas abombadas.

—Eres excelente cantando, Paul.— Dijo, estando sentado al lado suyo. —Tienes una voz sumamente expresiva.

—No puede ser cierto, yo jamás he ido a clases como el resto de tu coro.— Murmuró notablemente apenado, para después recorrer las teclas del piano con sus ligeros dedos. —Solamente canto en la ducha.

—Yo también aprendí a cantar ahí.— Se rió, mientras que palmeaba su espalda. —Por eso tu voz me gusta tanto. Es nata.

Paul continuó presionando algunas teclas y desconectado del mundo, comprobable gracias al tarareo que resonaba desde su interior, intentaba encontrar la melodía que Denver había tocado minutos atrás.

—Oye, Paul.

—¿Sí, Denver?— Respondió, aunque no miraba al muchacho.

—¿Te gustaría cantar en la obra?

La atención de Paul se desvió al rubio y en sus ojos, siendo palpable la sorpresa, se notó su faceta cohibida.

—¿Por-por qué?— Fue lo que supo decir.

—Porque eres increíble.— Contestó. —Y veo que cantar es algo que te gusta, por lo tanto, supongo que disfrutaras este nuevo puesto.

—Pero estoy en escenografía. Ayudo a Stuart y él dice que pinto muy bien.

—Si te asusta estar en un grupo puedo decirte que vas a estar al lado mío. No te quiero en el coro, quiero que seas mi segunda voz.

Lo que Denver no sabía era que aquella declaración aturdio aún mas al hazel y es que el pelinegro tenía miles de dudas; sin embargo, al estar en compañía de otro jóven quien, inconsciente de la manera correcta de tratar a Paul, llegaba a acorralarlo con propuestas como esas

—No lo sé, Denver.

—Mira, hagamos esto.— Enunció. —Yo preguntaré en dirección si puedes participar y tú piensa que disfrutas hacer más: ¿Pintar o cantar?

—Okay.— Accedió para cortar la conversación. —Nos vemos luego.

El pelinegro se levantó de inmediato, buscando a toda costa huir del problema donde se había metido sin él quererlo.

¿Qué le gustaba mas? Eso lo sabía perfectamente, pero dudaba de los resultados.

°°°

Cuando Stuart salió de la sala se sorprendió al toparse con Paul afuera de esta misma. El hazel se encontraba sentado sobre una banca, sus brazos cruzados delataban incomodidad y por si esto no fuera suficiente, su cejas agachadas acababan confirmando que su ánimo no era el mejor.

—Hey, Paul.— Lo saludó mientras que se iba acercando. —¿Qué haces aquí afuera?

—Hola, Stuart.— Murmuró apagado. —Estoy pensando.

El de pecas mordió su mejilla por el interior, para luego preguntar:

—¿Puedo sentarme contigo?

—Por supuesto.— Accedió a la par que le iba abriendo espacio.

Para cuando Stuart tomó asiento, quedando separado del jovencito por unos cuantos centímetros, la expresión de Paul aun no cambiaba. Esta actitud no le agradó a Sutcliffe, sobre todo porque ya estaba acostumbrado al parlanchín Paul que siempre hacía preguntas y sacaba conclusiones luego de tener respuestas; porque si bien, era verdad que el azabache casi siempre era tímido, al estar en confianza hablaba hasta por los codos.

𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í   ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora