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Stuart abrió los ojos con pesadez, y para su suerte, la habitación apenas estaba iluminada. Su cabeza dolía producto de la resaca, también sus músculos y complementario a esto, el olor a borracho se había impregnado en todo el cuarto.

—Carajo.— Maldijo, al percatarse de que esta no era su casa.

El lugar en el que se encontraba ahora era nada más y nada menos que el departamento de Aren, anteriormente ya le había echado un ojo, hasta "estrenado" la alcoba con ayuda de su novio.
Su cabeza punzó producto del estrés. Seguro que sus padres estaban preocupados, o hasta enojados. Siendo la segunda opción más probable.

Como pudo logró colocarse de pie, también se percató de la ausencia de ropa sobre sí, tan solo poseía paños menores.

Cuando abrió la puerta del cuarto el olor a huevo y tocino impregnó sus fosas nasales. Al ser un departamento pequeño la austeridad era la característica más notable, pues apenas caminar unos pasos toparías con la cocina-comedor-sala.
Por el momento, era lo que Aren podía costear.

—¡Elfo!— Exclamó al verlo —Que bueno que despiertas. Te hice el desayuno.

—No grites, Aren.— Masculló.—Por la resaca resuena en mi cráneo.

El rubio tomó la licuadora que tenía al lado y el líquido dentro de esta terminó por vértelo en un vaso.

—Bebe esto, es para la resaca.

Sutcliffe, desconfiado, tomó el vaso y apenas tenerlo cerca emitió una pequeña arcada gracias al desagradable olor. Aren rió al escucharlo.

—¿Qué diablos es?

—Tú tómalo y ya.

—Si esto no me mata, entonces lo harán mis padres.—  Se quejó. —Me van a recibir peor que a un perro.

—Por eso no te angusties. Digo, tal vez estén un poco molestos, pero no tanto. Anoche les llamé. No quería que se preocuparan.

—¿De verdad?

—De mentira.— Respondió sarcástico.

Sutcliffe volvió los ojos a blanco.

—Te lo agradezco.

El ojiazul caminó hasta atrás del muchacho, besó la mejilla de Stuart y olfateó de una forma bastante chistosa el cuello del chico. De verdad olía mal, a vómito de alcohólico, pero no importaba, porque deseaba sacarle una sonrisa.

—No me huelas.— Dijo cuando lo empujó. —Apesto a cerveza y cigarros.

—Y algo de hierba.— Agregó Aren. —¿Qué mas da?

En una muestra de afecto, Stuart se restregó contra la mejilla del rubio, que al parecer ya tenía algo crecida la barba. Sus cachetes pinchaban a la vez que provocaban algunas cosquillas.

—Gracias por recogerme en la madrugada.

—No hay de qué.— Contestó mientras besaba su mandíbula. —Stuart.

—Dime.

—No sabía que borracho te vuelves caliente.

El de pecas se apartó de inmediato, solo para observar al chico con algunos instantes.

—¿Qué te dije, Ar?

Las cejas de Aren se movieron de forma ondulatoria.

—Querías que te lo hiciera en el baño de esa casa.

Los cachetes de Sutcliffe se tornaron rosados, resaltando de una forma particular las pecas encima de ellos.

—Lo siento.— Se disculpó. —Debió ser
penoso.

𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í   ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora