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A pesar de la larga noche que John había pasado en la comisaría, Alfred decidió mandarlo al colegio; sin importarle que su hijo apenas y había dormido un par de escasas horas. Sencillamente el hombre consideraba que John no podia darse el lujo de faltar, no con su deprimente promedio.

Como era común, el castaño fue recibido por un montón de miradas atentas, que a diferencia de otras veces, estas miradas tan solo eran curiosas y entrometidas, ya que un montón de reporteros se habían encargado de filtrar la información acerca de lo sucedido en la mansión Valí; Siendo John, mencionado en ese reporte.

Sin embargo, el joven Lennon no era consciente de que el resto de sus compañeros estaban al corriente con la historia, por lo que terminó sintiéndose notablemente incómodo. Y es que por donde caminaba escuchaba voces susurrando, ojos clavados en su espalda y algunas risas molestas.

El joven de cabellos chocolate tan solo podía pensar que se burlaban de él, así que, desesperado empezó a buscar a sus amigos.

—¡John!— Exclamó una voz a la distancia.

Se trataba de Stuart, quien se dirigió velozmente hacia su mejor amigo.

—Stu— Alcanzó a decir él.

Y sin que tan siquiera pudiera reaccionar, el chico de pecas comenzó a palpar la cabeza y espalda del castaño, provocando que John soltara un quejido al tocar su pequeña herida.

Jesús ¡Era real lo que decía el periódico!— Dijo Stuart —¿Te hizo más daño, Winnie?

John lo miró desentendido, ¿Por qué Stuart se comportaba de tal modo?

—¿A qué te refieres?

—¡Allí esta él!— Se hizo notar la voz de George —¡Lennon!

El de cejas gruesas corrió con dirección hacia el joven castaño, con una sonrisa tan radiante que parecía brillar al verla con detenimiento.  Justo detrás de él, iba Thomas, quien caminaba totalmente calmo.

—¡Cuéntanos!— Espetó Harrison —¿Qué sucedió?

—Oigan, tranquilos— Pidió John —¿Qué esta sucediendo? ¿Por qué todos me miran así?

—¿No te diste cuenta?— Inquirió Tom —La prensa público tu historia.

El castaño alzó las cejas y una pequeña O se formó en su boca. Es que John estaba confundido, su padre le había explicado que absolutamente todo era confidencial y que ninguno de sus amigos podría saberlo; vaya sorpresa que recibió al enterarse que ya todo el colegio estaba al corriente.

—Eso era secreto— Balbuceó el muchacho.

—Los reporteros son todos unos carroñeros, iguales a buitres esperando carne recién fallecida y jugosa. Ellos tienen sus contactos con la policía.— Explicó George con toda naturalidad.

—Nos tenías preocupados, Winnie— Declaró el de pecas —Te dejamos miles de mensajes.

John rascó su nuca apenado.

—Es que apagué el celular. Estaba cansado y necesitaba descansar.

—Como sea— Interrumpió el vampiro —Lo interesante aquí no es eso, queremos los detalles de todo. TODO.

¿Detalles? claro que había demasiados detalles que había omitido al ofrecer declaracion, sin embargo, esos detalles tampoco podia contarselos a sus amigos.

Durante el tiempo libre que los muchachos tenían antes de entrar a clases —O sea, unos cinco minutos— John se dedicó a relatar el mismo cuento que le había dado a la policía, y ante la mirada atenta de sus amigos fue describiendo la apariencia del pelinegro.

𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í   ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora