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Sidecar es el extra que se le pone a las motos para transportar a otra persona.

-¿Qué haces, Johnny?- Preguntó Paul.

-Me estoy afeitando.- Le respondió.

John estaba frente al espejo que poseía el baño. El castaño llevaba la parte inferior de su cara cubierta por espuma, mientras que en su mano derecha yacía una navaja. Él estaba vestido con una camisa blanca y unos viejos pans grises, mientras que Paul -Aparte del bóxer- solo llevaba encima una sudadera.

El azabache se acercó hacia donde Lennon, rodeando la cintura de este y recargando su mentón contra el trapecio de su firme espalda.

-¿Por qué quitas tu barba?

-No me permiten llevarla al colegio, pero en cuanto salga me dejaré una barba mas larga que la de Jesús.

-Eso es algo que me gustaría ver.- Musitó, para inmediatamente después plantarle un besito en el mentón, provocando que la boca de Paul quedara manchada por la blanquecina espuma.

-Ya te ensuciaste.- Murmuró y bajo la excusa de limpiar al muchacho, este llevo su pulgar hacia el labio superior de este.
-¿A ti aún no te sale barba, no es verdad?- Interrogó John, pues solo entonces cayó en cuanta de que Paul nunca se había afeitado y aun así, su rostro terso permanecía intacto.

Paul negó.

-Yo no tengo pelitos de pincho como tú.- Murmuró.

-Y aún así eres más peludo que yo...- Dijo John. -Mira tus brazos y mira los míos. Tus pantorrillas y las mías.

Paul solamente tenía vello en esas partes del cuerpo, pues conforme su pantorrilla se volvía muslo el pelo iba disminuyendo. De mismo modo, ocurría con sus brazos y pecho.

-¿Qué tiene?- Le preguntó.

-Nada, solo me parece curioso.- Respondió con tranquilidad. -Es como si solo tu cara fuera la de un bebito.

El pelinegro arrugó el entrecejo.

-Yo no soy un bebito.- Masculló esbozando una expresión tal que, contradijo lo que él aseguraba.

-Esta bien, esta bien.- Le dio la razon. -Eres todo un hombre, Paulie.

Volviendo a lo suyo, John terminó por lavarse todo el rostro, regresando a tener una piel lisa y brillante. Era hora de tomar una ducha, así que, aun frente a Paul y sin pudor alguno, se quitó la camisa y se bajo los pantalones, quedando en calzoncillos nada mas. El azabache tampoco tenía problemas con la desnudez en general, sin embargo, una parte en las piernas de John llamó profundamente su atención.

Al castaño, claramente, se le había pasado aquel detalle, detalle que, para su mala suerte, prefería no mostrar a Paul.

-¿Qué es eso?- Preguntó el pelinegro.

-¿Qué es qué?

-Lo que tienes en los muslos.

John tardó en entender a que se refería, aunque finalmente lo hizo e, instantáneamente, se volvió a subir el pans.

-No es nada.- Le dijo. -Sal de aquí, voy a bañarme.

-¿Son cortadas?- Interrogó consternado.

-Son estrías.- Le mintió.

Paul, nada tonto, sabía que así no lucían las estrías, por lo menos no las que él tenía y es que esas cicatrices en el muslo de John eran rectas, algunas encima de la otra formando una X.

¿Han escuchado que muchas mujeres prefieren apagar la luz al momento de intimar? Bueno, en este caso John era el de la iniciativa, ya que lo avergonzaban profundamente esas cicatrices y como consecuente, había disminuido su plenitud en el acto sexual.

𝔽𝕠𝕣 𝕍𝕒𝕝í   ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora