Esa tarde cuando detuvo el Rustmobile junto a la iglesia, encontró un coche extraño aparcado junto a las escaleras. Mientras salía, Sunny Skipjack apareció por la esquina procedente del cementerio. Ella había cambiado su modelo amarillo caléndula que había llevado durante el almuerzo por unos shorts, una camiseta blanca y un par de gafas de sol rojo cereza. —¿No te preocupa vivir aquí tú sola? —preguntó.
Meg indicó con la cabeza el cementerio. —Son bastante inofensivos. Aunque un par de esos marcadores negros me dan escalofríos.
Sunny se acercó, moviéndose con un ritmo sinuoso que enfatizaba sus caderas redondeadas y sus pechos. No era una mujer a la que le obsesionara no tener una 36 y a Meg le gustaba eso de ella. Lo que no le gustaba era la actitud agresiva, que quería decir que masacraría a cualquiera que tuviera la audacia de oponerse a ella.
—No me opondría a una cerveza fría —, dijo Sunny. —He pasado las dos últimas horas con mi padre y Justin. Hemos estado caminando por la tierra que Spence está considerando comprar.
—No tengo cerveza, pero tengo té helado.
Sunny no era alguien que se conformaba con menos de lo que exactamente quería, y lo rechazó. Ya que Meg estaba ansiosa por irse a nadar, aceleró el proceso. —¿Qué pude hacer por ti? —Como si no lo supiera... Sunny iba a advertirle que se alejara de papá.
Sunny espero un tiempo demasiado largo para responder. —El código... de vestir para la fiesta de mañana. Pensaba que lo sabías.
Era una excusa pobre. Meg se sentó en un escalón. —Esto es Texas. Las mujeres tienden a emperifollarse.
Sunny apenas prestó atención. —¿Cómo acabó la hija de Jake Koranda en este pueblo de paletos?
Meg tenía buenas razones para ridiculizar a este pueblo de paletos, pero Sunny estaba siendo meramente una snob. —Estoy tomándome un descanso de L.A.
—Un gran cambio —, dijo Sunny.
—Algunas veces el cambio es lo que necesitamos. Supongo que nos permite mirar nuestras vidas desde otra perspectiva —. ¿Y no se había convertido en un sabio filósofo?
—No hay nada que yo quiera cambiar en mi vida —. Sunny se puso sus brillantes gafas de sol rojas en la cabeza, así las patillas le apartaron las largas capas de pelo castaño oscuro de la cara mostrando su parecido con Spence. Tenían la misma nariz prominente, labios gruesos y un aire de autoridad. —Me gustan las cosas tal como son. Tengo un puesto en el consejo de la compañía de mi padre. Diseño producto. Es una vida genial.
—Impresionante.
—Tengo una licenciatura en ingeniería mecánica y un máster en negocios —, añadió, aunque Meg no había preguntado.
—Bien —. Meg pensó que no tenía una carrera en nada.
Sunny se sentó en el escalón por encima del suyo. —Parece que has irritado al pueblo desde que llegaste.
—Es un pueblo pequeño. Fácil de irritar.
Sunny se frotó una mancha en el tobillo que debía haber conseguido durante el reconocimiento del terreno. —Mi padre habla mucho de ti. A él le gustan las mujeres jóvenes.
Finalmente había llegado a la razón de la visita de hoy y Meg no podía haber estado más feliz. —También ellas obviamente disfrutan con él —, siguió Sunny. —Es exitoso, extrovertido y le gusta pasárselo bien. Se pasa el tiempo hablando de ti, así que sé que has captado su interés. Estoy feliz por los dos.
—¿Lo estás? —Meg no se había esperado esto. Quería un aliado, no un casamentero. Ganó algo de tiempo desatando sus zapatillas. —Supongo que estoy sorprendida. ¿No te preocupan... las cazafortunas? Debes haber oído que estoy en bancarrota.
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Llamame Irresitible
Teen FictionMeg Koranda es la mejor amiga de Lucy Jorik, que está a punto de casarse con Justin Beudine. Justin es la clase de hombre por quien toda mujer suspira, al que todo los padres adora y cuya vida quisiera tener cualquier hombre. Es el tipo perfecto par...