Cuando estuvo fuera de su vista, hizo lo que no había sido capaz de hacer antes. Caminó hacia un lado de la iglesia y rompió una ventana. Sólo un panel mediante el que podía alcanzar el pestillo. Luego abrió la ventana y saltó al interior del santuario vacío y lleno de polvo.
Él esperaba reunirse con ella a la noche siguiente para tener una tranquila y lógica discusión sobre su no correspondido amor. Ella se lo había prometido.
Cuando un trueno sacudió el edificio, pensó en lo fácilmente que ese tipo de promesas se podía romper. En el coro encontró un par de vaqueros que Dallie y Skeet se habían dejado cuando empaquetaron sus cosas. Todavía había comida en la cocina, pero no tenía apetito. En lugar de eso, paseo por el viejo suelo de pino y pensó en todas las cosas que la habían llevado a esta momento. Justin no podía cambiar su forma de ser. ¿En serio se había creído que él podría amarla? ¿Cómo podía haber pensado, incluso por un momento, que ella era diferente a las demás?
Porque él le había mostrado partes de sí mismo que nunca le mostraba a nadie más y eso había hecho que ella se sintiera diferente. Pero todo había sido una ilusión y, ahora, tenía que irse porque quedarse aquí era imposible.
La idea de no volver a verlo la hacía estremecerse, así que se centró en los aspectos prácticos. La vieja e irresponsable Meg habría saltado al coche esa misma noche y hubiera huido. Pero su nueva y mejorada versión tenía obligaciones. Mañana era su día libre, así que no nadie esperaba que fuera a trabajar y tendría tiempo para hacer lo que necesitaba hacer.
Esperó hasta estar segura que Skeet estaba dormido antes de regresar a su casa. Mientras sus ronquidos retumbaban por el pasillo, se sentó en el escritorio del despacho donde había estado haciendo sus joyas y cogió un bloc amarillo. Hizo una lista con consejos para quién fuera a hacerse cargo del carrito de bebidas, explicando la mejor forma de llevarlo, las lista de preferencias de los habituales y añadió unas cuantas línea sobre el reciclaje de vasos de cartón y latas. Tal ve su trabajo no fuera de gran exigencia mental, pero ella había conseguido doblar los ingresos del carrito de bebidas. Al final, escribió: un trabajo es lo que tú haces de él. Pero se sintió tonta y lo tachó.
Cuando terminó la pulsera que le había prometido a Torie, intentó no pensar en él, pero fue algo imposible y, al amanecer, cuando metió la pulsera en un sobre acolchado, tenía cara de sueño, estaba cansada y más triste que nunca.
Skeet estaba comiéndose su taza de cereales en la mesa de la cocina, con la página de deportes extendida delante de él, cuando entró. —Buenas noticias —, dijo forzando una sonrisa. —Mi asaltante ha sido identificado y neutralizado. No me preguntes los detalles.
Skeet levantó la vista de sus cereales. —¿Justin lo sabe?
Luchó contra la ola de dolor que la amenazaba cada vez que pensaba que no iba a volverlo a ver. —Sí. Y me voy a trasladar de nuevo a la iglesia —. No le gustaba mentir a Skeet, pero necesitaba una excusa para recoger sus cosas sin levantar sospechas.
—No sé por qué tienes tanta prisa —, refunfuñó.
Cuando volvió a centrar la atención en su tazón de cereales, ella se dio cuenta que iba a echar de menos a ese viejo cascarrabias, y a muchas otras personas locas de este pueblo.
La falta de sueño y el dolor le habían pasado factura y apenas había empezado a empaquetar antes de ceder y acostarse. A pesar de sus sueños sombríos, no se despertó hasta a mediodía. Terminó de recoger rápidamente, pero aún así no llegó al banco hasta cerca de las tres. Sacó todo excepto veinte dólares de su pobre cuenta bancaria. Si cancelaba la cuenta, todos los trabajadores del banco empezarían a interrogarla y, cinco minutos después de salir del banco, Justin se enteraría que se iba. No podía soportar otro enfrentamiento.
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Llamame Irresitible
Teen FictionMeg Koranda es la mejor amiga de Lucy Jorik, que está a punto de casarse con Justin Beudine. Justin es la clase de hombre por quien toda mujer suspira, al que todo los padres adora y cuya vida quisiera tener cualquier hombre. Es el tipo perfecto par...