Capítulo 70

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Exactamente a media noche, Kayla pulsó el botón de actualización y todas empezaron a decir el nombre de la ganadora, sólo para quedarse mudas cuando vieron que no era la estriper con un talentoso trasero, pero...

—¿Meg Koranda? —Dijeron en un colectivo grito y luego comenzaron a hablar todas a la vez.

—¿Meg ganó la subasta?

—Vuelve a pulsar el botón, Kayla. Esto no puede estar bien.

—¿Meg? ¿Cómo puede ser Meg?

Pero era Meg y ellas no podrían estar más sorprendidas.

Estuvieron hablando durante una hora, intentando averiguar algo. Cada una de ellas la echaba de menos. Shelby siempre había admirado la forma en que Meg podía anticipar lo que las golfistas querían beber un día en particular. Kayla echaba de menos las prolíficas joyas que Meg le había vendido, al igual que el extravagante sentido de la moda de Meg y el hecho de que nadie tocaba la ropa que Torie le daba. Zoey echaba de menos el sentido del humor de Meg al igual que los rumores que generaba. Torie y Lady Emma simplemente la echaban de menos.

A pesar de los problemas que había causado, todas estaban de acuerdo en que Meg encajaba perfectamente en el pueblo. Incluso, Birdie Kittle se había convertido en la mayor defensora de Meg. —Podría haber hecho que arrestaran a Haley tal y como quería Justin, pero ella se opuso. Nadie más habría hecho algo así.

Haley le había contado todo a su madre y sus amigas. —Voy a ver a un consejero en la facultad —, les había dicho. —Quiero aprender a respetarme más a mí misma, para que así nada como esto vuelva a suceder.

Haley fue tan honesta sobre lo que había hecho y estaba tan avergonzada por sus acciones que ninguna de ellas había sido capaz de estar enfada con ella durante mucho tiempo.

Shelby, que había preferido una Pepsi Light en lugar de los mojitos, su puso de pie sobre el suelo nuevo de estaño. —Requiere mucho coraje enfrentarse a todo el mundo en el Roustabout de la forma que Meg lo hizo. Aunque nadie creyó una palabra de lo que dijo.

Torie resopló. —Si no hubiéramos estado tan deprimidos, nos habríamos caído de las sillas de reírnos cuando dijo que controlaba a Justin y que lo dejó, como si fuera una devoradora de hombres.

—Meg tiene honor y tiene corazón —, dijo Birdie. —Es una rara combinación. Además es la mejor doncella que he tenido nunca.

—Y la peor pagada —, apuntó Torie.

Birdie inmediatamente se puso a la defensiva. —Sabes lo que intentaba conseguir con eso. Le envié un cheque a sus padres, pero no sé nada de ella.

Lady Emma parecía preocupada. —Ninguna sabe nada. Al menos debería haber dejado un número de teléfono para así poder llamarla. No me gusta la forma en que desapareció.

Kayla gesticuló hacia la pantalla del ordenador. —Se las apañó para resurgir. Este es un movimiento desesperado por su parte. Un último intento por conseguir a Justin.

Shelby tiró de la cintura de sus pantalones demasiado apretados. —Debe haberle pedido dinero prestado a sus padres.

Torie no lo creía. —Meg es demasiado orgullosa para hacer eso. Y no es el tipo de mujer que persigue a un hombre que no se compromete.

—No creo que Meg hiciera la oferta —, dijo Zoey. —Creo que la hicieron sus padres.

Reflexionaron esa idea. —Podrías tener razón —, dijo finalmente Birdie. —¿Qué padres no querrían que su hija acabara con Justin?

Pero el ágil cerebro de Lady Emma había tomado un camino diferente. —Estáis equivocadas —, dijo firmemente. —Meg no hizo la oferta y tampoco sus padres —. Intercambió una larga mirada con Torie.

Llamame IrresitibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora