Capítulo 63

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 —Eso es lo más estúpido que he oído nunca —. El disgusto de Justin era tan palpable que Meg casi sintió pena por Haley. —¿Cómo pudiste atormentar a Meg de esa manera por eso que tú llamas amor? —Las palabras fueron un gruñido que destruyeron el mundo de fantasía que Haley había creado.

Ella presionó sus manos contra su estómago. —Lo siento —. Empezó a llorar. —Yo... nunca quise llegar tan lejos. Lo... siento mucho.

—Sentirlo no es suficiente —, soltó de nuevo. Y luego le entregó la prueba final que demostraba lo no correspondidos que eras sus sentimientos. —Entra en tu coche. Vamos a ir a la comisaría. Y será mejor que llames a tu madre de camino porque vas a necesitar todo el apoyo que puedas conseguir.

Las lágrimas rodaban por las mejillas de Haley y pequeños sollozos ahogados se atrapaban en su garganta, pero mantuvo la cabeza alta. Había aceptado su destino y no discutió con él.

—Espera —. Meg cogió aire y luego lo soltó. —Voto que no a lo de la policía.

Haley la miró fijamente. Justin la desechó. —No voy a discutir esto contigo.

—Como yo soy la víctima, tengo la última palabra.

—Y una mierda —, dijo él. —Te aterrorizó y ahora va a pagar por ello.

—Por lo que pagará mi nuevo parabrisas, eso seguro.

Él estaba tan furioso que su piel se puso pálida debajo de su bronceado. —Es mucho más que eso. Ha quebrantado por lo menos doce leyes. Allanamiento, acoso, vandalismo...

—¿Cuántas leyes quebrantaste —, dijo Meg, —cuándo vandalizaste la Estatua de la Libertad?

—Tenía nueve años.

—Y eres un genio —, ella señaló mientras Haley los miraba sin estar segura de lo que estaba ocurriendo o de cómo la afectaba. —Eso significa que tenías al menos diecinueve años en coeficiente de inteligencia. Lo que hace que fueras mayor de lo que es ella.

—Meg, piensa en todo lo que te hizo.

—No tengo que hacerlo. Haley es la única que tiene que pensar en eso, podría estar equivocada pero tengo el presentimiento que va a pensar un montón en ello. Por favor, Justin. Todo el mundo se merece una segunda oportunidad.

El futuro de Haley dependía de Justin, pero miraba a Meg con una expresión entre avergonzada y asombrada.

Justin fulminó a Haley con la mirada. —No te lo mereces.

Haley se limpió las lágrimas de sus mejillas con los dedos y miró a Meg. —Gracias —, susurró. —Nunca voy a olvidarlo. Y te prometo que de alguna forma te lo devolveré.

—No te preocupes por devolverme el favor —, dijo Meg. —Haz las paces contigo misma.

Haley lo asimiló. Finalmente, asintió con un leve movimiento de cabeza vacilante, y luego firmemente.

Mientras Haley se iba hacia el coche, Meg recordó el presentimiento de que estaba pasando algo por alto. Debía ser esto. En algún lugar de su subconsciente, debía haber sospechado de Haley, aunque no estaba segura de cómo lo había hecho. 

Haley se fue conduciendo.

Justin pateó grava con el talón. —Eres demasiado blanda, ¿lo sabías? Condenadamente demasiado blanda.

—Soy la hija mimada de una celebridad, ¿recuerdas? Ser blanda es todo lo que sé hacer.

—No es momento para bromas.

—Oye, si no puedes pensar en una mayor broma que Justin Beaudine liándose con una mera mortal como Meg...

—¡Para!

Llamame IrresitibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora