Capítulo 71

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Había entrevistado a Jake dos veces en los pasados quince años, todo un record dada su obsesión por su privacidad. 

Sus reticencias lo hacía un personaje difícil de entrevistar, pero fuera de cámara, tenía un rápido sentido del humor y era alguien con él que era fácil hablar. No conocía a su esposa tan bien, pero Fleur Koranda tenía reputación de ser dura, inteligente y completamente ética. Desafortunadamente, la rápida y desagradaba visita de los Koranda a Wynette no le había dado la oportunidad ni a Dallie ni a Francesca de conocerlos mejor.

Fleur fue cordial, pero reservada cuando Francesca llamó a su oficina. Francesca le dio una versión embellecida de la verdad, dejando fuera sólo algunos inconvenientes detalles, como su parte en todo esto. Le habló sobre su admiración por Meg y su convicción de que Meg y Justin se gustaban.

—Estoy completamente segura, Fleur, que pasar un fin de semana juntos en San Francisco Hill les dará la oportunidad que necesitan para reconectar y reparar su relación.

Fleur no era tonta y señaló lo obvio. —Meg no tiene el suficiente dinero para pagarse el billete.

—Lo que hace que esta situación sea más tentadora, ¿no?

Un pequeña pausa siguió, finalmente Fleur dijo —, ¿crees que Justin lo hizo?

Francesca no mentiría, pero tampoco tenía la intención de decir que lo había hecho ella. —Ha habido muchas especulaciones en el pueblo. No te puedes imaginar las teorías que he escuchado —. Se dio prisa en hablar. —No voy a presionarte para que me des el número de teléfono de Meg... —Hizo una pausa, esperando que Fleur voluntariamente le echara una mano. Cuando no lo hizo, presionó. —Haremos esto. Me aseguraré de que se te envíe el itinerario del fin de semana, junto con los billetes de avión de Meg desde L.A. hasta San Francisco. El comité había planeado un vuelo privado para los dos desde Wynette, pero dadas las circunstancias, esta parece ser la mejor solución. ¿Estás de acuerdo?

Contuvo la respiración, pero en lugar de responder Fleur dijo —, háblame de tu hijo.

Francesca se reclinó en su silla y miró la fotografía de Justindy que le había hecho cuando tenía nueve años. Una cabeza demasiado grande para su pequeño y delgado cuerpo. Los pantalones demasiado subidos. La expresión tan seria de su rostro añadida a la camiseta gastada anunciaban que era listo y sabía como usar su inteligencia. Cogió la foto. —El día que Meg se fue de Wynette, fue al bar donde se reúne todo el mundo y le dijo a todo el mundo que Justin no es perfecto —. Sus ojos se llenaron de lágrimas y no trató de contenerlas. —No estoy de acuerdo.

Fleur estaba sentada en su escritorio recordando la conversación con Francesca Beaudine, pero era difícil pensar con claridad cuando tu única hija estaba destrozada. No es que Meg hubiera admitido que algo iba mal. El tiempo que había pasado en Texas le había hecho endurecerse y madurar, haciéndola más reservada, algo con lo Fleur todavía no sabía lidiar. 

Pero aunque Meg había dejado claro que el tema Justin Beaudine estaba fuera de los límites, Fleur sabía que Meg se había enamorado de él y que había resultado profundamente herida. Cada instinto maternal que poseía le urgía a proteger a Meg de más dolor.

Consideró las lagunas en la historia que acababa de escuchar. El glamuroso exterior de Francesca ocultaba una mente aguda y le había contado sólo lo que le interesaba. Fleur no tenía razones para confiar en ella, especialmente cuando claramente su hijo era su prioridad. El mismo hijo que había provocado una tristeza nueva en los ojos de Meg. Pero Meg no era una niña y Fleur no tenía derecho a tomar una decisión como ésta por ella.

Cogió el teléfono y llamó a su hija.

***

La silla que Justin había elegido del vestíbulo del hotel Four Season de San Franciscos le proporcionaba una clara visión de la entrada sin hacerlo visible a los que entraban. Cada vez que la puerta se abría, se le retorcía la boca del estómago. No podía creerse que estuviera tan nervioso. 

Llamame IrresitibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora