Capítulo 9

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Gabriel.

Sintió una mano acariciarle la cabeza y del susto la alejó de ella de un rápido movimiento, cuando abrió bien los ojos se dió cuenta que era Kara, quién estaba sentada al borde de su cama mirándola con preocupación.

-¿Qué pasa?.—Preguntó Rebecca mientras trataba de visualizar a Kara que se volvía poco a poco más borrosa.

-Estas enferma.—respondió la mayor.—Levántate iremos al hospital.

-Debe ser un simple resfriado.—Se excusó Rebecca, quien desde que era pequeña odiaba los hospitales, ya que le daban la sensación de una cárcel.

Kara la observó detenidamente, sentía una extraña sensación en su hermana.—Al menos déjame ayudarte a cambiar tu ropa, hace mucho calor y tu estas muy abrigada con ese suéter ¡y cubierta de esta forma!.—Protestó, mientras intentaba acercarse para quitarle la excesiva ropa, pero Rebecca la retuvo extrañamente y se cubría aún más.

-¡Tengo frio!.—Se excusó ella.

-Mírate como estas tus mejillas están muy rojas y ¡tu temperatura supera los 38°!.—Renegó la mayor mientras veía a Rebecca decidida a quedarse así.

-Yo me cambio después, solo déjame dormir un poco mas...—Pidió la menor con una mirada de suplica. Kara la vió extraño por unos segundos, pero al final terminó rindiéndose ante su mirada.

-Está bien, al menos tomate el medicamento.—Le indicó unas pastillas y un vaso de agua en su mesita de noche, justo al lado de un plato con algo que parecía una sopa.—Es mejor que no salgas al desconocido trabajo de medio tiempo al que vas, pide permiso y falta hasta que estés bien, come la sopa que hice antes de tus pastillas.—Dijo aquello último como una orden, y dándole una última mirada a su hermana se fué a trabajar.

Rebecca vió como su hermana se marchaba y al escuchar el sonido de la puerta principal cerrarse se relajó y suspiró cansadamente, se levantó muy despacio ya que estaba mareada por la fiebre. caminó en dirección del enorme espejo de pie que tenía a una esquina de su habitación, y vió su rostro sonrojado por la fiebre y el calor del clima. Tocó su suéter nerviosamente y aún estando insegura de quitárselo lo hizo, se quedó con una pequeña blusa de tiros y se observó con inseguridad nuevamente en el espejo.

-Siguen ahí...—Dijo casi en un murmullo mientras veía las marcas en su cuello de su ataque la noche anterior, a su mente también llegaron el encuentro con aquella mujer que aseguraba ser su abuela, dejó salir un suspiro nuevamente al recordar todos esos eventos.

-¡Creo que me enferme de estrés...!—Se dijo así misma.—¿¡Que más podría pasarme!?.—Se dijo sonriendo apenas de lado, hasta que escuchó el timbrar del teléfono en la planta baja de su casa.

A pesar de que quiso darse prisa como lo hubiera hecho normalmente con esa actitud jovial que la caracterizaba, su cuerpo no le respondía como deseaba. estaba realmente agotada, así que haciendo acopio de la fuerza que le quedaba bajó las escaleras despacio y logro alcanzar a tomar la llamada.

Contestó con una voz más decaída de la normal y se dedicó a escuchar lo que le decían en la otra línea mientras hacía algunas muecas de no comprender bien lo que le decían, solo preguntó ¿por qué? ¿Cuándo? ¿Quién?. No preguntó mas, colgó el teléfono y se sentó en el sofá largo de su pequeña sala. Observó a un punto blanco en dirección al techo y se quedó así por unos minutos, hasta que habló.

Mi forma de amarte [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora