Capítulo 64

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Gabriel.

El pelinegro seguía atento y con precisión el camino que la mirada de su pequeño hijo tenía como objetivo. Pocas veces lo veía tan concentrado y podía jurar que si le ofrecía un helado en ese instante no lo escucharía. Nicole era el nombre de la persona que tenía completamente embobado a su hijo, desde que había aparecido con cinco perros en el parque. Al parecer era muy amiga de Neil y siempre jugaba con ella cuando Rebecca los llevaba, pues al parecer su esposa y sus hijos eran muy famosos en el lugar ya que todos se acercaban a saludar a Neil y a hacerle morisquetas a la pequeña Elizabeth, cosa que a él no le pareció para nada cómodo al inicio. pero luego se relajó cuando su hijo se unió a sus compañeritos de juego y lo vió feliz y sonriente, al final de cuentas era lo único que importaba.

-¿Quieres lanzarles la pelota Neil?.—Gabriel escuchó a la chica de ojos parecidos a los de su esposa y Castaña de no más de 13 años preguntarle a su pequeño. Vió a su hijo sonrojarse, mirar sus pies y asentir con la cabeza y estuvo a punto de reír.

O él estaba volviéndose loco o Neil ya tenía a la primera dueña de su corazón. Y Oji verde, recalcó. en eso era igual su padre.—Esta es de color rojo ¿puedes decir rojo?.—Preguntó la joven.

-Drojo.—Contestó el pequeño casi en susurro.

-¡Muy bien! Bueno, la roja es de Spike. Que es este pequeño Cocker que ves aquí y le encantaría buscar tu pelota.—Le dijo sonriente, entregándole la pelota que no tardo en salir en dirección contraria. Aún así, Spike no espero órdenes y salió corriendo tras de ella.—¡Que buen lanzador eres!.—Festejó la chica, haciendo que a su hijo se le tornara rojo su rostro, Era una cosa tan dulce y tierna. Tendría que agradecerle a aquella chica personalmente el ser tan buena con él, cosa que no hacía a menudo con extraños.

-¡Tío!.—Las manitas llenas de arena de Sheila rasparon las suyas, trayéndolo de la escena romántica de Neil. La niña jugaba en la caja de arena frente a él mientras Jack buscaba algún lugar donde comprar más chocolates, ya que el suministro se le había acabado y cada que Sheila lo recordaba no pedía Ate sino Odones. Se rió fuerte al recordarlo y tomó a su sobrina en brazos besándole sus despeinados rizos rubios.

-Tu llegaste a este mundo para vengar al tío Gabriel de todas las maldades que me hizo tu padre ¿no es así?.—La niña sonrió tomándole el rostro, el cual arrugó al instante llenándolo todo de arena. Al ver que no se podía hacer más solo pudo reírse.

-¡Tío!

-¿Ves Eli? Cosas como esas son las que debes aprender de Sheila.—Gabriel escuchó a Jackson acercarse quién se había llevado a Elizabeth consigo y ahora paseaba sentada en sus hombros. La pequeña lo ignoró por completo ya que estaba muy ocupada comiendo un trozo de chocolate, Su rostro todo cubierto la delataba.

-¡Papi!.—Gritó la rubia, luego señalo a su prima en su cabeza.—¡late!

-¡Si Late!.—Imitó su padre.

-¿Por qué le diste?.—Acusó el Ojiazul con mirada reprobatoria. Una de las advertencias de su ángel restregándose en su frente.

No les des chocolate si quieres llegar vivo a la hora de dormir.

 Eso iba a ser un gran lío más tarde.

-Tu pobre hija se lleva todo a la boca porque le pica su encía Gabriel. El pediatra de Sheila dice que ayuda con la dentición y les calma las molestias.—Explicó el rubio de manera razonable, pero al ver que no estaba logrando convencerlo de nada dijo la verdad.— Y en resumidas cuentas es mi sobrina y no le puedo negar nada a esos ojitos.

Mi forma de amarte [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora