Capítulo 30

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Rebecca.

No me dejes Gabriel... ¡Soy capaz de cualquier cosa por ti!

Entonces... Muérete.

Abrió los ojos de golpe, su respiración estaba descontrolada, ¿De quién era esa voz? Esa no era una pesadilla normal. Sintió la piel caliente de Gabriel abrazándola, se levantó apenas y la oscuridad del despacho del Ifriqia la puso más nerviosa de lo que estaba, se levantó y casi corriendo abrió la puerta para dejar de sentir aquel miedo al encierro y a la voz de esa mujer, el fuerte sonido de la vajilla al chocar contra el duro suelo y romperse en cientos de fragmentos la alertó de la persona delante de ella.

¡Oh maldición! 

cerró la puerta rápidamente sin darle tiempo a la vergüenza de reaccionar aun en su estado de shock después de ver a Neil con los ojos desorbitados al verla en mi actual estado, aun estando sola y con Gabriel durmiendo como si nada hubiera pasado, se abrazó a sí misma para cubrir su desnudes.

¡demasiado tarde! ¿Con que cara miraría de ahora en adelante a Neil?

¡Por favor tierra trágame! fué en busca de su ropa y lo único que encontró eran finas tiras de un vestido de tres mil dólares.

¡Maldito derrochador! ese vestido casi valía su matrícula universitaria. Ni como volver a usarlo, incluso con sus dotes para remendar prendas, al final el vestido terminaría por parecer el de una asesina serial, ni hablar.

Rebecca tomó la camisa de Gabriel y se la puso, agradeció a los cielos que al menos su ropa interior hubiese sobrevivido a las manos del Ifriqia. Se quedó parada en medio del despacho, de pronto todo lo que ocurrió la noche pasada pasó por su mente como una película, de la vergüenza anterior de toparse con el pálido y sorprendido rostro de Neil pasó a la incertidumbre de lo que vendría ahora en su futuro matrimonial.

¡No seas cobarde! gritó du subconsciente.

¡claro miren quien habla! ¡la que salió huyendo!

La Eneriz se arrodilló frente a Gabriel que parecía dormir como un angelito, irónico, su sexi demonio parecía tan tierno mientras dormía. Cómo un niño inocente.

-¿Porque tienes que ser tan malditamente atractivo?.—Le preguntó mientras acariciaba su cabello suavemente tratando de no despertarlo.

-No es mi culpa ser un adonis señorita Eneriz.—Respondió sobresaltándola, mientras veía sus profundos ojos azules abrirse y mirarla divertido.

-¿Desde cuándo estas fingiendo dormir?.—Preguntó nerviosa.

-¿Por qué?.—Preguntó Gabriel arqueando una ceja, y se dió cuenta que habló de más.

-Por nada.—Respondió ella al instante y el Ifriqia sonrió.

-¿Acaso dijiste más cosas sobre mi infinito encanto? ¿o tal vez sobre mis dotes de amante? O

-¡Basta!.—Gritó Rebecca levantándose abochornada y agradeciendo que no se hubiese dado cuenta la vergüenza que pasó minutos atrás.

Escuchó la risa fresca de Gabriel mientras se levantaba y empezaba a cambiarse.

-Nena necesito mi camisa.—Le indicó.

Mi forma de amarte [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora