capítulo 36

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Gabriel.

-¿Mi… madre?.—La voz entrecortada de Rebecca solo podía decirle una cosa… 

Problemas

Casi pudo sentirlo en cámara lenta, como Rebecca se movía en dirección a la vieja, tuvo que reaccionar rápidamente. tomó su brazo con más fuerza de la debida y la retuvo.

-Rebecca te quedaras quieta a mi lado.—Le ordenó, esperando que su terca esposa le hiciera caso. Su mirada no daba para contradicciones, y supuso que ella lo notó, porque después de mirarlo largos segundos asintió resignada.

Caminó hasta quedar frente a frente con la mujer que trató de quitarle a su ángel.

-Entrégueme la carta, si es que existe por supuesto.—Dijo con altanería y sarcasmo, esa mujer no se merecía menos.

-Solo se la entregaré a Rebecca.—Había dicho ella crispándolo de rabia.

-Me la entregará a mí, porque soy su esposo.—Contestó él con toda la autoridad que le permitía ser dueño de Rebecca.

La mujer pareció molestarse, pero eso no importaba.

-Entonces hablemos los tres, pero quiero acercarme a mi nieta.—Propuso ella.

-No pondrá un dedo sobre ella, nunca lo permitiré.—Contestó apretando sus puños con rabia mientras veía como el hombre que la acompañaba se adelantaba un paso, tal vez en advertencia.

Gabriel observó al susodicho que miraba de vez en cuando hacia donde Rebecca se encontraba resguardada por los guardaespaldas. 

¡Maldito!

-¿Cómo puedes pedirme que no toque a mi nieta? ¡Es mi derecho!.—Exigió la anciana.

-¡Usted no tiene ningún derecho! ¡Usted que casi la secuestra contra su voluntad! ¡Que estuvo a punto de venderla a Marsden!.—Gritó con rabia, Úrsula pareció sorprendida por su conocimiento sobre Marcus.

-Yo no intenté…

-¡Por supuesto! ¡Claro que no lo intentó! ¿¡Cómo podría darle la mano en matrimonio de su nieta a un maldito psicópata que estuvo enamorado de su madre muchos años atrás!?.—Dijo sarcásticamente mientras llevaba sus manos a su cabello y lo despeinaba con rabia, sabiendo que lo había dicho demasiado alto y que seguramente ahora Rebecca se sentiría mal.

-¡El prometió hacerla feliz! ¡El es un buen hombre! Además no me separará de ella.—Se excusó la vieja a la defensiva.

-¡Es usted una vieja egoísta!.—Escupió Gabriel con rabia.

Úrsula frunció el ceño y luego suspiro resignada.

-Está bien, no tocaré a Rebecca, pero quiero hablar con ella.

-Bien.—Respondió mirando hacia Rebecca y dándole una mirada tranquilizadora.—Hablaremos los tres.

No le fué difícil reservar una cafetería para que pudieran conversar tranquilamente, porque ni en su más estúpido momento de locura llevaría a esa anciana arpía dentro de su casa.

Mi forma de amarte [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora