Capítulo 65

1.1K 104 7
                                    

Gabriel.

Jackson Ifriqia miraba con ojos destellantes y llenos de adoración a su pequeña hija quién hacia la imitación de una cara enojada luego de habérselo pedido. Sheila estaba en la edad del descubrimiento y de memorizar todo lo que sucedía a su alrededor y él junto con Kara le habían enseñado diversas caras que podía imitar, lo que la hacía muchísimo más adorable.

 Bueno no es que pudiera decir otra cosa, era su hija y estaba perdidamente loco por ella.

-Ahora ¡sorpresa!.—Dijo el rubio, alzando las manos en el aire lo cual la niña inmediatamente imitó, abriendo mucho aquellos ojos castaños dorado y su boquita en clara sorpresa. Luego de ello, se rió de sí misma haciendo reír a Gabriel también, que estaba más que entretenido con el acto de su sobrina y hermano. Neil jugaba en la caja de arena con otro niño, estaba completamente perdido en el juego ajeno a todo a su alrededor y él tenía a elizabeth de pie entre sus piernas. Le encantaba la idea de que ya tuviera la suficiente fuerza en sus piernitas para sostenerse, aunque eso también significara que su bebe estaba creciendo. 

-Ahora ¡Diva!.—Pidió el mayor de los Ifriqia haciendo que la pequeña colocara un dedo bajo su barbilla y moviera la cabeza de lado a lado como toda una diva. Gabriel estalló en una carcajada sonora al ver aquel gesto, era la cosa más adorable y divertida de ver.—Ahora ¡Eres adorable!.—La pequeña Sheila colocó sus manitas juntas bajo su cara, inclinándola hacia un lado a la vez que ponía la cara más adorable que pudieran imaginar. Gabriel negó con la cabeza y observó a su hermano babeando por su hija, ella sin dudas iba a ser lo que lo mataría cuando tuviera edad. Pero no podía decir mucho ya que él también era padre de una niña, dios, solo de recordar el beso que aquel pequeño le había robado y de imaginarse unos años después en la misma situación lo hacían sentir como las canas comenzaban a salirle. Entendía lo que era ser hombre cuando tenía una pequeña mujer a tu cuidado.

Recordó lo celoso que era con su ángel cuando tenía 19 años, lo mucho que la sobre protegía y cuidaba de que nada le sucediera y ahora de igual forma aún lo hacía aunque ella tuviera 23. Recordaba aun los besos que ella solo le dedicaba a él, y como aún embarazada ella corría a su encuentro al oírlo llegar del trabajo y recibirlo con un abrazo. Era la única persona que podía tocarlo libremente porque él sabía que ella jamás lo dañaría y que lo hacía con la más grande pureza del mundo. Quería que Neil fuera así con elizabeth, que crecieran como mejores amigos más que como hermanos y de él dependía que así fuera.

-¿Quién soy yo Sheila?.—Preguntó Jack con voz aguda.

-¡Papa!.—Contestó la pequeña rubia señalándolo y riendo. Corriendo hacia él y trepando en su regazo haciéndolo caer hacia atrás en el pasto verde. Gabriel se reía de la imagen hasta que presto atención a la suave voz que venía de la personita que estaba aferrada a su pierna.

-Pa..Pa.—Escuchó y no supo si había sido imaginación suya o algo, pero se quedó unos segundos pasmado. esperando oír de nuevo aquellas dos palabras unidas.—Pa...pa.—Elizabeth repetía aquellas dos palabras separadas en silabas mientras daba toques con su mano libre al banco donde se encontraba sentado su padre. Ella solo estaba repitiendo lo que había oído de los labios de su prima, un sonido común para ella, que oía siempre de la boca de su hermano y que ahora estaba probando, el mismo sonido que hacia su mano al chocar con la madera del banco.—Pa...pa.—No era su imaginación, Gabriel se dió cuenta luego de acercarse con cuidado para oír mejor. Elizabeth había dicho su primera palabra, sin contar los balbuceos constantes de los bebes.

-¿Qué dijiste Elizabeth?.—Susurró aún pasmado, Por supuesto elizabeth no dijo nada, solo continuó golpeando la madera con una sonrisa inocente en su carita. El hombre sin poder contenerse la tomo en brazos, sentándola en su rodilla haciendo a la pequeña quejarse por haberla quitado de su posición, a ella le gustaba estar de pie.—¿¡La oíste Jack!?

-Si, creo que dijo que el tío Jackson es mas guapo que su papá.—Contestó el rubio en burla pero su sobrino no le estaba prestando atención a su respuesta, estaba concentrado en la carita de su hija quién le sonreía cuando lo vió muy cerca de su rostro.

-Elizabeth ¿puedes decir Papá? Di Pa-pa.—Pidió el pelinegro, con la esperanza de oírla decirlo de nuevo. Aún en estado de Shock, Definitivamente ese sería un día que jamás olvidaría.

-Pa...pa.—Repitió, removiéndose en su regazo. Quería estar otra vez de pie en la grama.—Pa...pa.—Dijo nuevamente sin saber que significaba en si aquella palabra, solo quería que su padre colocara en el suelo.

Gabriel la abrazó y rió triunfante ante la primera palabra de su hija. Había sido papá, había sido nada más y nada menos que para él.

 ¿¡Quién lo iba a decir!?

La primera palabra de Neil obviamente había sido para Rebecca y él al inicio no sabía lo increíble que se sentía que tu hijo guardará su primera palabra para ti, pero ahora lo sabía. ahora sabía lo que era sentir ese nudo en la garganta.

Con una sonrisa imborrable la dejó nuevamente de pie, donde la niña chilló esta vez más fluida la palabra de cuatro letras, soltando una risita adorable. Era completamente inexplicable lo que sentía en su pecho. Era como si una vez más algo le estuviera acariciando su alma a la que hace mucho tiempo había tachado como inexistente.

Por alguna razón, no podía quitarle los ojos de encima a su pequeña mientras se le inflaba el pecho cada que probaba la palabra salir de su boquita una y otra vez.

Imágenes de su hija creciendo y convirtiéndose en adulta pasaron por su mente. Pudo ver su pelo oscuro alargarse, su cuerpo estirarse. Pudo verla riéndose de la vida y llorando por la aparición de un grano en su rostro, yendo a la escuela y convirtiéndose en la chica más inteligente, en la más valiente igual que su madre. Convertirse en la mujer más hermosa que hubiese visto alguna vez, al igual que su ángel. Pudo verla yendo a la universidad y conocer chicos, y un espasmo mental le entumeció el cuerpo una vez más. 

¡Nadie jamás iba a tocar a su niña! ¡los mataría a todos!

Su hija lo observó, como si estuviese interesada y luego intentó dar un paso hacia donde se encontraban Sheila y Jack pero cayó sentada. Gabriel la tomó, colocándola una vez más sobre su regazo, mirándola como si nunca lo hubiese hecho, lo que la hizo reír mientras alcanzaba su rostro. Se dejó dar manotazos por ella mientras hacía sonidos graciosos como si intentara decirle algo, pero sin poderlo hacer.

¿Quizá de esa manera propia de un bebé ella intentaba decirle que lo quería? 

Fuera aquello lo que quería decir o no el decidió tomarlo de aquella manera. Su hija lo amaba y era como si algo hubiese descansado en su interior, cuando siempre tuvo el pensamiento de que nunca debía ser amado. Debía meterse eso en su grueso cráneo como decía Rebecca a veces.

-¡Papa!.—Gritó la pequeña dándole otro manotazo en su mejilla, El rió besando su frente.

-Sí mi amor ¡Soy tu papá!.—Dijo Gabriel emocionado con lágrimas en los ojos, mientras la  abrazaba dejando descansar algo en su interior y quedándose con el pensamiento de que estaba haciendo un buen trabajo como padre y esposo.

Mi forma de amarte [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora