2. Tal vez mañana.

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D.

Cuando le dije a mamá que estaba embarazada, decidió que era buena idea ir a vivir con papá. Y con eso me mostró, una vez más, que sólo estaba con ella por compromiso.
Y lo entendía, había sido hija de un matrimonio fallido. Al principio decidí abortarle, luego pasó por mi cabeza darle en adopción. Los primeros tres meses fue así, pero cuando estaba en el avión y sentí sus movimientos más frecuentes, en el quinto mes, decidí que permanecería a mi lado.

Tenía apenas dieciocho años, pero después de todo, no era tan mala idea.
¿Qué donde estaba el padre? No lo sé. Realmente no lo sabía, y era lo peor de todo.

Luces, música alta y gritos de adolescentes. Estábamos en la fiesta de Mackenzie, la chica más popular del curso. Mis amigas reían mientras yo sentía unos brazos rodearme por la espalda y ofrecerme un vaso rojo.

Me dejé llevar. Primer error.

Luego todo fue oscuridad, todo fue tan extraño. Porque cuando desperté fue en casa. Mamá estaba mirándome enojadísima.

–¿Sabes lo que has hecho? - negué avergonzada. –Alguien te ha dejado en la puerta de la casa, tirada como un saco de basura.

Luego de tres semanas, cuando mi regla no llegó, comencé a preocuparme. ¿Por qué? Luego de que mamá me despertara decidí levantarme, me dolía mucho ahí abajo. Pero pensé que era la resaca. Que estúpida, ¿verdad?

Luego tuve que decirle a mamá que estaba embarazada, ella y su hombre se enfurecieron tanto que pidieron que los acompañara al médico; luego me interrogaron para que dijera el nombre del padre; luego mamá me golpeó por no recordar quien había sido.

Tal vez mañana todo sea mejor, tal ves mañana nonduela tanto. Recordaba mientras yacía en mi cama cubierta de golpes por todo el cuerpo.

Luego mamá decidió que era momento para volver a casa, con papá. Y aunque tenía mucho tiempo sin verlo, sabía que él me recibiría con los brazos abiertos.

Y así fue. Primer acierto.

Al llegar, papá me llevó a casa para que eligiera mi habitación, pues la hija de su novia también estaría viviendo ahí. Ellos habían decidido dar el siguiente paso en su relación, y yo estaba más que emocionada.

Pero no todo fue color rosa, pues no fui del agrado de dichas mujeres. Tal vez estar embarazada a los dieciocho si era un error.
Pero papá no notó aquel momento tan incomodo en la mesa, pero yo sí, no dejaba de sentir las miradas en mí, en mi vientre ya abultado.

–¿Y no tienes amigas aquí?- escuché decir a Patricia, la novia de papá.

–No exactamente, aún hablo con Kim. ¿La recuerdas, pá?- el asintió. –Pero ella estará entrando a la universidad este año.

–¿Y no quieres hacerlo tú?- cuestionó el con una sonrisa. –Se lo mucho que te apasiona el diseño y la arquitectura. Si quieres puedes decidirte por una, vamos a la universidad y hacemos los trámites, sabes que con un par de llamadas puedo hacer que estés dentro.

Yo asentí ante la atenta mirada juzgona de aquellas dos mujeres.

Y así fue como entré a la universidad. Gracias al cielo me tocó cerca de Kim, pues aunque no compartíamos ninguna clase, nos mirábamos por los pasillos de vez en cuando: Kim estudiaba contabilidad y yo arquitectura.

El primer día fue bien, pero aun así tuve la mirada de algunos sobre mí. A nadie le parecía bien una chica embarazada.

Tal vez mañana todo sea mejor.

ELSKER DEG; cachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora