Narra Poché.
Emma Victoria me miraba desde la barra de la cocina mientras yo terminaba de colocar los globos que formaban el "feliz cumpleaños Calle."
Hoy era quince de diciembre, el reloj de la cocina apenas marcaba las 10:40 de la mañana, era miércoles así que Daniela aún estaba en ma universidad; Emma terminaba de decorar una hoja que pertenecía al regalo de su madre.
Magnus y Ramón jugaban con un par de globos mientras que la pitbull estaba sentada en el sofá supervisando que todo fuera en orden con los globos que yo estaba poniendo en la pared.
Los regalos de Calle estaban en una esquina del living, era un cuadro de su rostro, un par de fotografías que había hecho a lo largo del último año, su perfume favorito y una cita en un spa. También estaba una botella de su bino tinto favorito y la lasagna se cocinaba en el horno, el pay de limón que tanto adoraba estaba ya en la nevera y una bolsa con un conjunto de ropa la esperaba en la mesita de la entrada.
Cuatro horas después, tenía un mensaje de Daniela avisando que estaba por llegar. Hoy era su última semana de clases, así que ella se llevaba el auto a la universidad debido a que llevaba sus proyectos finales. En mi trabajo, hoy era mi día de descanso, así que había sido perfecto para la ocasión. Mi sesión de clases de chino mandarín habían terminado hacía apenas una hora y Emma repetía un par de palabras sin parar.
La mayoría de mis profesores adoraban a la pequeña castaña, ella ponía toda la atención posible causando gracia en los que estaban conectados en la clase. Emma se había vuelto una excelente compañía junto a los tres canes que había adoptado.
-Silencio Magnus...- Emma Victoria hizo una señal con su dedo, estaba escondida detrás de la mesita de centro junto a Ramón.
Reí con suavidad mientras intentaba mantener a Nessa y a Magnus detrás de la barra de la cocina.
La puerta se abrió causando la risa nerviosa de Emma y luego Ramón comenzó a ladrar. -¡Feliz cumpleaños, mamá!- Emma Victoria aventó los confettis al aire lejos de su madre.
Me levante del suelo dejando que los dos perros corrieran al encuentro de Daniela y Emma.
El resto de la tarde fue lindo, en compañía de Emma y los canes miramos películas mientras comíamos palomitas. De vez en cuando Daniela salía de la habitación para responder llamadas de felicitación.
Hasta las 19:45 las chicas llegaron cantando el feliz cumpleaños cargando otro pastel; Daniela se había puesto el vestido de mangas largas que le había obsequiado y los tacones negros que iban a juego con el vestido.
La noche fue diferente a años anteriores debido a que éramos menos personas en la cocina, aún así no faltaron las sonrisas, las risas, lágrimas, deseos y ladridos.
Los días posteriores fueron también de sorpresas. Valentina, Juliana y Nicolás llegaron a la ciudad cuatro días antes de navidad; ninguno de los tres había avisado así que abrir la puerta con sólo el albornoz blanco a las 4:29 de la mañana fue una grata sorpresa.
Aún recuerdo el rostro de Valentina cuando Daniela intentaba cubrirse con su sudadera sobre el sofá. Aún así abrace a mi hermana y los canes comenzaron a ladrar un poco confundidos.
Luego de una ducha rápida, Vale fue acostarse en el sofá cama que aún se mantenía en la habitación. No pude dormir, así que me dispuse a terminar algunos asuntos sobre mi graduación de la universidad.
La navidad llegó e incluso fue mejor que los años anteriores, está vez Emma estaba más grande y Daniela le había enseñado lo que significaba esa fecha tan importante para ella. El veinticuatro de diciembre mi hermana sacó de la maleta obsequios para Emma, Daniela y para mí.
El regalo de Daniela seguía esperando en su caja roja de terciopelo. Mientras Emma abría otra caja que le había enviado la madre Calle, Vale grababa un vídeo de la pequeña.
-Yo tengo un regalo para Poché.- Daniela se levantó de su lugar en el sofá y caminó al árbol navideño, ahí estaba una caja decorada de color rojo.
-¿Puedo ayudar a abrirlo?- Emma preguntó mientras se acercaba a mí. Sonreí asintiendo y luego Calle me entregó la caja.
-Antes que nada debo admitir una cosa.- Calle rió y luego se sentó nuevamente a mi lado -No soy experta en este tema, pero aún así... Hice mi mayor esfuerzo.- con Emma abrimos la caja; la caja de un móvil estaba envuelto en aquel papel rojo navideño. Miré a Daniela Calle con una sonrisa.
Era el móvil que deseaba desde que hablaron de su lanzamiento. -Amor... No puedo recibir esto.- cerré la caja y la estiré a Daniela.
-Poché... Es sólo un obsequio.- Calle empujó mi mano nuevamente hacia mí y yo la extendí nuevamente. -Debes tomarlo, estuve mucho tiempo eligiendo un móvil nuevo para ti... Además te servirá para tus fotos que tanto amas tomarnos.- Daniela sonrió ampliamente y me miró fijamente.
Luego de un par de minutos donde estuve con el brazo extendido y pensando si tomar aquel obsequio, lo dejé sobre el sofá. Me levanté dejando a Vale y Calle confundidas. Emma me siguió a la habitación junto a Magnus.
-¿Estás molesta, mami?- preguntó ella con su dulce voz.
-Nop.- reí con suavidad alcanzando la caja donde estaban tres boletos de avión y un itinerario completo. -¿Recuerdas el secreto que hiciste conmigo?- ella asintió feliz.
-¿Vamos a conocer Chinos?- abrió sus ojos y luego los entre cerró.
-Es China, amor.- dije y luego tomé su mano para dejar la caja en ella. -Vamos con mamá, tú se lo entregarás.- ella corrió detrás de Magnus quien llegó al regazo de Valentina.
-Mi regalo es un poco diferente.- dije apenas llegué al final del pasillo, Emma ya le había entregado la caja. -Hace unas semanas dijiste que querías conocer Hong Kong...
-No...- dijo ella abriendo la caja.
-Sip. Nos vamos a China luego de mi graduación.- dije en chino, no era experta hablándolo, pero hacia mi mejor esfuerzo.
Calle se levantó del sofá para abrazarme y rodeé su cuello con mis brazos. Me separé de ella para poder tomar su rostro y besar sus labios.
-Wǒ ài nǐ...- alcancé a decir antes de que Emma tocara un par de veces mi pierna. Lo hacía todo el tiempo que Calle y yo nos besábamos. -A ti también te amo.- recordé tomándola en los brazos.
-Ahora dilo como a mamá.- pidió con una sonrisa. -Wǒ ài nǐ.- repetí esbozando una sonrisa.
El flash captó aquél momento tan especial y el resto de la noche fue igual de buena entre mi hermana, Calle y yo.
Acabo de terminar de escribir el epílogo de esta historia. I'm crying.
Nos vemos en el siguiente capítulo.