24. No fue nada.

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Poché.

Sentir sus labios había sido la gloria durante los primeros veinte segundos, eran temerosos y sabían distinto a otros que había probado. Nunca llegué a imaginar que me pondría tan nerviosa al tocar otros labios, de hecho jamás me había sentido así, no era temerosa pero con Daniela todo era diferente.

Volvía a ser una pequeña de catorce años.

Volví a besar sus labios con calma, su boca se entreabrió dejando que mi lengua rozara la suya con delicadeza y temor.

¿Que si alguna vez imaginé volver a besar sus labios? Probablemente sí, pero en un tiempo muy lejano.

Los brazos de Daniela se mantenían en mis mejillas y sus pulgares acariciaban, con cuidado y temor, cada una de ellas.

Dejé que era tiempo suficiente y decidí romper aquel beso, lo hice con suavidad, dejando otro beso corto sobre sus labios antes de separarme.

-Wow...- susurré alejándome y llevando mis manos a mi rostro.

-Yo... Lo siento. No fue nada, creo que es un error.- dijo caminando hasta el baño, dejándome confundida y dolida.

El resto de la noche pasó tensa, Valentina llegó después de las ocho treinta, aún así decidí que no era momento para reprocharle. Sólo la abrace cuando llegó a mi lado, la madre del chico y él se despidieron con la mano antes de arrancar en el coche.

-Te vez fatal.- señaló mi rostro riendo con suavidad. -¿Te sientes mal?- preguntó cuando no me reí de su chiste.

Negué. -Estoy cansada.- respondí tomando su mano para ir dentro.
Al subir al elevador, sabía que no había creído ni un poco lo que dije. -¿Cómo te fue?

-¿Esta mal besar a un chico?- preguntó haciendo que un "aaw" escapara de mis labios.

-No, para nada.- Sonreí grande. Mi pequeña Valentina estaba creciendo. -¿Cómo fue?

-No lo sé, no tengo como compararlo.- respondió, las puertas del ascensor se abrieron en nuestro piso, así que salimos y caminamos hasta nuestra puerta.

-¿Tosió?, ¿olía feo su boca?, ¿sus dientes chocaron con los tuyos?, ¿sus narices o frentes chocaron de forma grotesca?- Valentina negaba con cada pregunta, haciéndome sonreír más. A este punto parecía el gato de Alicia en el País de las Maravillas. -Entonces fue bueno para ser tu primer beso.

Chocamos puños antes de que ella corriera a su habitación. Otra vez me había quedado sola.

Mi móvil sonó salvándome de la soledad, sonreí cuando el nombre de Sofía apareció en la pantalla junto a su foto.

-¿Aló?- dije tirándome nuevamente en el sofá.

-¿Podemos ir a tu casa?- preguntó, parecía que sonreía. -Puedo llevar pizza o sushi.

-Acá te espero, tengo algo que contarte.- dije triste.

-Yo también.- susurro antes de colgar.

-¿María José?- la voz de Daniela hizo que separara mi vista del móvil apagado.

-¿Sí?- pregunté dejando que mi cabeza cayera sobre el cojín que había en el respaldo del sofá.

-Kim vendrá, tiene algo que decirme y... Si te molesta estaremos afuera.- apretó su boca en una mueca y yo rodé los ojos.

-Sofía también vendrá.- Sonreí levantándome del sofá. -Arreglaré aquí para que todas estemos dentro, si Kim quiere hablar a solas pueden quedarse aquí o ir a la habitación.

ELSKER DEG; cachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora