Dedicado a: lolicon2019
Narra Daniela.
Faltaban sólo cinco minutos para que fuera 31 de octubre, el cumpleaños de Poché.
Había ido a la cama temprano con la excusa que mañana sería un día largo en el trabajo, pero eso era mentira porque era su día de descanso.
Emma había ido a la cama hace apenas dos horas, Nessa estaba acostada sobre el vientre de Poché quien la rodeaba con sus brazos, Ramón estaba en la habitación de Emma y Magnus me miraba desde su cobija sobre el sofá de la habitación.
Tenía el viejo teclado que mi madre me había regalado como regalo de trece años; y también tenía una canción en mente: Mine de The 1975, era una canción que me hacía pensar en Poché cada que la escuchaba o se venía a mi mente.
No era la mejor cantando, pero siempre me alegraba hacerlo para Poché y Emma. Miré el móvil otra vez, sólo quedaba un minuto.
Comencé a presionar las teclas para marcar el comienzo de la canción. Nessa se movió sobre Poché quien no la soltó; sentía un nudo en la garganta y muchos nervios.
“Llega un momento en la vida de un joven
Debería establecerse y encontrarse esposa
Pero estoy bien porque sé que eres míaLucho contra el crimen en línea a veces
Y escribo rimas detrás de las cuales me escondoY le cambio el vino
Ambos llorando, estoy bien
Si estas bienMirando hacia atrás en 2009
Cuando la gente decía que llovía todo el tiempo
Veo el sol porque sé que eres mía
Y dices que estoy perdiendo tu tiempo
Y sonrío y te digo que todo estará bien
Por alguna razón, simplemente no puedo decir "sí"Llega un momento en la vida de un joven
Debería establecerse y encontrarse esposa
Pero estoy bien porque sé que eres mía.”Poché se había despertado antes de que yo comenzara la segunda línea, no se había movido de su lugar, en cambio Magnus fue el que llegó al lado de ella cuando comenzó a llorar.
–Feliz cumpleaños, amor.- susurré apenas terminé de cantar.
Dejé el instrumento a un costado de la cama y me acerqué a ella para abrazarla; sabía lo difícil que podía llegar a ser para ella esta fecha, aún así le había prometido a Valentina que este día sería como cualquier otro, e incluso mejor, en la vida de Poché.
Entre lágrimas de su parte, caricias de mi parte y un abrazo que parecía fusionar nuestros cuerpos caímos rendidas junto a dos canes.
Desperté por el sonido de mi despertador, apenas eran las ocho de la mañana, aún así tenía un día largo por delante que demandaba que me levantara temprano de la cama.
Como Poché pidió; sólo las chicas vinieron a almorzar a casa, y durante el resto del día ella la pasó en el apartamento con Emma, mientras que yo estaba en clases. Durante la tarde al ir rumbo a casa llegué a una pizzería y luego a una panadería.
Al llegar a casa me encontré sola, ni los canes estaban merodeando por el apartamento. Me senté en la barra y tomé mi móvil para leer un par de mensajes.
La relación con mi madre había mejorado loa últimos días, no era igual a la de una madre y una hija normal; pero parecía que iba a serlo. Había conocido a Poché y también hablaba con ella cuando hacíamos videollamada, pero con quién más charlaba era con Emma Victoria.