38. Seamos felices.

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Narrador Omnisciente.

El sol salió, y como todos los domingos, la primera en despertar era Emma Victoria; quien con sus gritos llamaba a su madre desde la habitación.

Daniela despertó momentos después encontrándose sola en la cama y con una sorpresa en el sofá que había dentro de la gran habitación. Ignoró el hecho de que Poché dormía en el sofá y no se fijó en la silueta que la abrazaba.

Daniela volvió a la habitación luego de ir a la cocina para preparar leche para Emma. Encendió la televisión y dejó a la pequeña en la cama mientras revisaba el móvil; su vista fue al sofá cuando alguien se movió.

Emma llevó su vista hasta el sofá también, gritó de alegría al darse cuenta que no sólo su madre estaba en la habitación.

Sofía despertó confundida, medio cuerpo suyo estaba sobre el de Poché, se alejó con cuidado sintiendo su cuerpo pesado. Estaba segura que no pasaban de las ocho de la mañana, y si estaba en lo correcto, sólo habría dormido tres horas.

Sofía quitó las sábanas de su cabeza encontrándose con el rostro de Daniela muy confundida.

–¿Qué haces aquí?- nomas escuchar aquella pregunta de su amiga, nuevamente las ganas de llorar volvieron.

Sofía se sentó sobre el sofá, miró a su alrededor intentando atrasar la salida de sus lágrimas, aún así no lo logró. Limpió su mejilla mientras Daniela la miraba más confundida.

–¿Qué sucede?- preguntó nuevamente cuando se dio cuenta que no recibiría una respuesta por parte de la pelirroja.

–So... Ve al baño, yo le explico.- la voz ronca de Poché se escuchó debajo de las sábanas.

–Me daré una ducha.- Sofía avisó antes de brincar fuera del sofá.

Emma balbuceó algo llamando la atención de Daniela.

María José se estiró en el sofá cama antes de levantarse, caminó hasta donde estaba Daniela, su rostro mostraba un cansancio terrible.

–¿Quieres la parte resumida?- preguntó a Daniela, quien se mantenía seria.

–Prefiero la completa, si no tienes problema.- respondió sin mirarla.

–Cuando Nat me dejó aquí recibí una llamada de ella,- la vista de Poché fue al baño, el ruido de la regadera se escuchaba. –Pensé que era un error, luego decidí regresar la llamada, me dijo que estaba en el kiosko del parque de enfrente. Estaba destrozada... Dice que Lucía estaba de cita con un chico.

–¿Qué?- la dureza en el rostro se Daniela se había convertido en lástima, su ceño estaba fruncido. –¿Quién le dijo eso?

–Ella lo miró, fue a buscarla luego de que subiera y eliminara una foto. Supo donde era y fue, en pijama.- aclaró. –Pero... Puedo imaginar el dolor y el sentimiento de traición que debe sentir.- Emma fue a los brazos de Poché.

–Eso es terrible.- sólo pudo decir.

Poché se trepó en la cama hasta llegar a un lado de Daniela, con Emma sentada sobre sus piernas abrazó a Daniela.

Cuando Sofía salió del baño vistiendo su pijama, Poché estaba dormida contra el respaldo de la cama y Daniela.

–Sofi...- Daniela llamó. –¿Quieres que desayunemos?- Sofía asintió.

En la cocina, con Sofía preparando un licuado para Daniela, Vale y ella, Daniela decidió romper el silencio.

–¿Te sientes mejor?- preguntó llamando la atención de Sofía.

–Duele menos cuando estoy distraída.- sonrió con tristeza. –¿Cómo le voy a explicar a mis padres que estoy triste porque mi novia me engañó?

–¿Estás segura de eso?- pregunté. –Me refiero a que... Olvídalo.

–Era guapo y... Creo que es de tus clases.

–¿De mis clases?- Sofía asintió. –Averiguaré quien es para hablar con él.- Daniela se acercó a la chica y rodeó su cintura. –Vas a estar bien.- la apretó contra su cuerpo en un abrazo cálido.

El resto de la mañana, Valentina grabó un par de canciones, editó vídeos que ya tenía y realizó sus tareas atrasadas.
Daniela también hizo sus deberes, preparaba los planos de una maqueta que tenía que hacer, con Emma a su lado mirando algo en la tablet.

Sofía se fue después del desayuno, dijo que sus padres se preocuparían si no la veían en el almuerzo; Lucía la esperaba en su habitación, según los padres de Sofía ella estaba ahí durmiendo y, conociendo a los padres de Sofi, si decía que no estaba, armarían un escándalo.

Poché despertó poco después de la una de la tarde, la habitación estaba a oscuras. El ruido que había afuera no la molestaba, sin embargo le parecía extraño el no despertar antes.

Bostezó antes de levantarse para entrar a la ducha; el agua fría hacía que los recuerdos de la noche atenrior y esta mañana volvieran, estaba preocupada por Sofía, pero era de no meterse en relaciones amorosas y amistosas de las demás personas.

Salió de la habitación luego de levantar las cortinas, cargó su móvil y la computadora, apenas salir de la habitación se encontró con Daniela sentada en la barra, podía verse desde la puerta de la habitación. Sonrió antes de comenzar por el pasillo.

–Hola...- murmuró cuando llegó hasta el lado de Daniela, la chica más joven sonrió y desvió su vista del computador.

–Hey, pensé que no despertarías hasta mañana.- bromeó acercando su rostro al de la mayor, besó sus labios con sutileza. –Por cierto, tú teléfono estaba sonando mucho así que respondí.- María José se acomodo sobre uno de los bancos. –Eran del banco, por el seguro de tus padres. Tienes que ir el martes para poder arreglarlo.

Poché asintió.

–Sigo sin entender porque trabajas tanto si puedes sobrevivir con el dinero que tus padres dejaron para ustedes.- Daniela regresó su vista a su portátil, pero Poché mantuvo la suya en Daniela.

–Bueno... Tal vez no quiero estar aquí encerrada por mucho tiempo.

–Vale te extraña por las mañanas...- confesó Daniela.

–Y el tío de Sofía quiere que sólo trabaje sábados y domingos.- Poché murmuró. –¿crees que sea buena idea?

–tal vez...

–Él dice que le gusta tener más personas esos dos días, y esta vez no estaría en la barra, sino en la entrada. Pero a mi me gusta bastante la barra, aunque por lo que sé, a Nat y a mí nos rotarán a otros lados.

–Tal vez necesitas un cambio.- Daniela sonrió mirándola.

–¿De look también?- sacó lo que había pensado durante muchos meses.

–¿De look?- preguntó sorprendida la más joven.

–He pensado en teñirme el cabello, ¿las rubias son tu tipo?- preguntó Poché de forma seria, aunque por dentro quería reír.

–Más que las castañas.- respondió la otra sorprendiendo a la mayor.

–Eso dolió.- fingió tristeza antes de volver llevar su vista a su portátil encendida.

Tenía un par de tareas que hacer para entregar, así que necesitaba ponerse manos a la obra.

–¿Qué es lo que te hace feliz?- Daniela miró a Poché con confusión, llevaban casi una hora sumidas en sus pensamientos. –Es para una tarea.

–Tú.- respondió con una sonrisa. –Emma, Valentina y mis amigos.

En dos horas publicaré la segunda parte (estoy fuera de casa y mis datos son un asco).

ELSKER DEG; cachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora