53. Pasado, presente y ¿futuro?

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Narrador Omnisciente.

María José miró a Daniela quien sonreía con suavidad, Laura y Sofía se habían despedido hace un par de minutos y sólo faltaba que Poché se despidiera de Daniela; se encargaría de llevar a las chicas a casa de Sofía ya que en su auto aún descansaban las maletas de la chica pelirroja.

–¿Hablaremos mañana?- Daniela preguntó sin borrar la sonrisa de sus labios.

–Claro, ¿mediodía?- preguntó la más bajista. Daniela asintió y luego se acercó para besar la mejilla de Poché. –Entonces, nos vemos mañana.- Poché salió cargando en sus brazos a Magnus, las otras dos chicas se habían encargado de los otros dos perros.

El viaje a casa fue rápido, lo difícil fue subir sus tres maletas y a los tres cachorros, aunque para su suerte, la madre de Juli la vio por su ventana, así que ella se quedaba en el apartamento cuidando a los cachorros hasta que llegó con la última maleta y el pug.

La madre de Juli se habia sorprendido por la adopción que Poché había hecho, pero aseguraba que era algo atinado tomando en cuenta que sólo sería ella.

Hablaron veinte minutos más antes de que la mujer decidiera irse.

Aún quedaban croquetas que había comprado para el viaje, así que sirvió en los tres tazones que había comprado mientras ella acomodaba las camas individuales de los perros en la habitación que era de Valentina.

Despertó por el sonido de la alarma, las 7:30 de la mañana, había dormido poco más de seis horas debido a que sus pensamientos no la dejaban dormir.

Aún así se levantó con una sonrisa mirando a los tres cachorros acostados en el piso de su habitación, al parecer ellos no querían dormir lejos de ella. Se calzó las pantuflas y caminó hasta el baño para darse una ducha.

La mañana fue productiva con The Neighborhood como compañía. Salió al supermercado para hacer las compras y habló con su hermana mientras preparaba su merienda.

Los cachorros corrían por todo el apartamento buscando lugares donde acostarse y donde seguir jugando.

En la mente de María José, sus días en California se repetían una y otra vez, su sueño siempre había sido vivir en esa ciudad, pero aún no sentía que era tiempo para hacerlo.

La puerta sonó y luego tres ladridos le siguieron con pasos largos hasta la puerta.

Emma se emocionó golpeando sus manitas entre sí mientras su madre sonreía al escuchar a Poché pelear con los cachorros, no imaginaba la nueva vida de la chica ahora que esos tres canes la acompañaban.

La sonrisa de Daniela no se esfumó cuando miró el rostro de María José asomándose por un espacio pequeño entre la pared y la puerta.

–Están vueltos locos.- dijo riendo y abriendo completamente la puerta; Magnus fue el primero en correr fuera del apartamento y luego Ramón le siguió, la hembra se quedó sentada al lado de Poché y la joven agradeció aquello.

Luego de ir por sus cachorros al pasillo entró encontrándose a Emma abrazada de la pitbull.

–Ahora sí, hola.- Poché dejó un beso en la mejilla de Daniela y otro en la cabeza de Emma. –¿Quieren almorzar?

Daniela lo pensó un poco y luego asintió. –Cuéntame, ¿qué tal está California?

–Es preciosa, por lo menos Malibú y Los Ángeles.- Poché tomó los platos de la alacena para comenzar a servir el almuerzo. –Ahora que estuve allá, recordé la razón por la cual es la ciudad de mis sueños.- la joven sonrió mientras seguía maniobrando en la cocina.

ELSKER DEG; cachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora