Capítulo dedicado a las cuatro personitas que eligieron al personaje que narrará. (No pongo sus usuarios porque me pidieron que no lo hiciera)
Narra Daniela.
La música del auto era sólo una distracción para los besos que Sofía y Lucía se daban en los asientos traseros. Poché me guiaba el camino a casa de Sofía mientras miraba algo en su móvil.
Two Feet sonaba a todo volumen luego de que dejamos a las chicas en casa de Sofía, nos aseguramos de que entraran y luego salí de ahí para ir a nuestro apartamento.
-¿Cómo te la pasaste?- Poché preguntó con una sonrisa mientras se acomodaba para verme mientras conducía.
-Hace mucho tiempo que no salía a bailar.- Sonreí con sinceridad. -No fue lo que pensaba, fue divertido.- la miré por unos segundos antes de volver mi vista a la calle.
-Me alegro por ti... Hace mucho tiempo no te dabas un tiempo para ti con amigos.- su sonrisa no se desvaneció el resto del camino ni su vista se despegó de mí.
-Me pones nerviosa, ¿sabes?- hablé cuando apagaba el auto en el espacio del estacionamiento.
-¿Por qué?- preguntó riendo ligeramente y deshaciéndose de su cinturón de seguridad.
-No lo sé. Sólo sé que me pone nerviosa que me mires así.- me recargue en el respaldo del asiento imitando su posición mientras yo conducía.
-¿Cómo si quisiera cogerte?- su pregunta me había tomado por sorpresa, así que sólo reí nerviosa antes de escapar del auto. Mis mejillas seguramente estaban rosadas. -Oh por Dios. ¿La señorita Daniela se pone nerviosa cuando le dicen cosas indebidas?
Aquella burla de su parte me hizo sonreír. -Pensé que querías ir lento.- mantuve mi sonrisa mientras subíamos al ascensor.
Estiró su mano esperando a que yo la tomara, lo hice, mientras mis ojos miraban los suyos.
-Puedo esperar el tiempo que quieras.- respondió con una pequeña sonrisa mientras me arrastraba hasta frente a ella. -Pero... Debo admitir que siempre he soñado con ese momento.- sus brazos ya habían rodeado mi cuello.
La puerta se abrió antes de que ella juntara nuestros labios, así que sólo me tomó de la mano para arrastrarme hasta el apartamento.
-No. Espera.- la detuve, me acerqué a su cuerpo para poder abrazarla por la cintura y pegarla a la pared. -No quiero que pienses que no quiero.- susurré contra sus labios, ella se elevó un poco para besarme, sus manos acariciaban mi nuca haciendo que sensaciones eléctricas se movieran por todo mi cuerpo.
-Ni siquiera lo pienso...- susurró antes de volver a juntar nuestros labios. -Por Dios... Mírame... ¿Quién puede... Resistirse... A... Mí?- habló intercalando besos por mi mentón y cuello, antes de separarse. -Así, que puedes tomarte tu tiempo.- sus manos se habían movido por mi espalda hasta llegar a mi trasero. -Es hora de entrar, necesito una ducha.- sonrió antes de escabullirse de mis brazos y abrir la puerta del apartamento.
La ignoré durante los próximos cinco minutos, a pesar de que ella se esmeraba por tener mi atención. Estaba demasiado confundida y el sentimiento de culpa permanecía en mí, cuando ella entró al baño de la habitación, decidí que no era buena idea entrar ahí.
Tomé mi pijama y fui al baño del pasillo, necesitaba una ducha.
Y quince minutos después, estaba saliendo de ahí. Vestía mi pijama favorita, shorts cortos y una camisa de tirantes. En la habitación se escuchaba música, sabía de que lista era.
María José tenía la costumbre de usar listas de reproducción aleatorias todo el tiempo. Tomé el picaporte de la puerta y espere un par de segundos antes de abrir; ella estaba acostada en su lado de la cama leyendo Fifty Shades Darker.
-¿No vas a dormir aún?- pregunté aún parada en el umbral de la puerta.
-No tengo intención de hacerlo, no aún.- respondió sin separar su vista del libro, ni siquiera lo estaba leyendo.
Una pequeña sonrisa salió de mis labios antes de caminar hasta la cama, tenía que pasar por encima de ella si quería subir, o bien rodear la cama, pero la primera opción era más divertida.
-Lo siento, tengo que pasar a mi lugar.- Murmuré mientras me montaba por encima de ella, antes de seguir me senté en su regazo. -¿Estás molesta?- pregunté cuando ni siquiera me miró.
-No, ¿por qué lo dices?- preguntó risueña sin despegar su mirada del libro.
-Mírame.- ordené, pero no me obedeció. Saque el libro de sus manos para dejarlo sobre mi almohada. -Poché...- la llamé, haciendo que subiera su vista hasta mis ojos. -¿Puedes besarme?- pregunté haciendo un puchero.
No lo dudó, ni un segundo, sus labios chocaron con los míos de una forma tranquila; sus manos se colocaron en mi cintura y las mías en su cuello, su cabello estaba húmedo, como el mío.
Me acerqué un poco más a ella, su lengua delineó mi labio inferior como respuesta abrí mis labios para comenzar a rozar su lengua con la mía. Se sentía bien, incluso mejor que experiencias pasadas.
Me separé por falta de aire, eso sirvió para que ella comezara a besar mi mentón y luego a bajar por mi cuello, aquello era fácil pues yo quedaba un poco más arriba, mi cabeza se abalanzó para atrás cuando los movimientos de sus manos ascendieron por mi espalda, haciendo caricias suaves que se sumaban a sus dientes clavándose en la piel de mi cuello.
Un suspiro involuntario escapó de mis labios cuando mordió justo donde debía, causando así miles de sensaciones en mí. Llevé mis manos hasta la orilla de mi blusa, sacándola de un movimiento. La miré con inseguridad, ella sólo sonrió antes de llevar su mano hasta mi nuca y acercarme a sus labios.
La música de fondo hacia que todo se volviera más especial y que los nervios desaparecieran de a poco.
Mis manos bajaron hasta su cintura, sus labios volvieron a dejar los míos antes de bajar nuevamente por mi cuello.Me abalancé frente a ella sosteniéndone del respaldo de la cama, acercando mis pechos cerca de su boca, ella tomó uno, con delicadeza; su lengua trazó la aureola de mi pezón y luego lo mordió. Un gemido escapó de mi boca, mi mano izquierda fue involuntariamente a mi boca para callar aquellos ruidos.
Su boca pasó por el valle de mis pechos antes de concentrarse en mi otro pecho, hizo lo mismo, mientras yo moría por más. Y se lo hice saber al separarme de ella para bajar nuevamente para besarle.
Me aceptó con una sonrisa, mientras mi boca hambrienta pedía por más.
Ella me tomó por las piernas para cambiar de posición, al hacerlo mi cabeza impactó con el libro que había puesto sobre mi almohada.
-Ouch.- Me quejé entre risas, causando que ella riera también.
-Que buena forma de arruinar el momento.- Poché susurró contra mis labios antes de volver a besarme; su mano fue a mi pecho y su pulgar comenzó a hacer círculos contra éste. -Pero creo que deberíamos dormir.- dijo antes de separarse y tomar su libro.
-¿Estás bromeando?- pregunté seria. Ella dejó el libro sobre la mesa de noche y apagó la música, luego se agachó para tomar mi blusa y lanzármela.
-Jamás había hablado con tanta seriedad.- murmuró sonriendo antes de acostarse dándome la espalda.
-Me las vas a pagar, Poché.- fue lo último que dije antes de copiar su posición, mi vista estaba dando hacia la ventana, donde el cielo oscuro mostraba aún algunas estrellas.
Por los próximos cuarenta minutos estuve repitiendo todo lo que había sucedido hace menos de una hora, ¿se había arrepentido de hacerlo? ¿No le gustaba mi cuerpo? ¿No la excitaba?
Eso fue lo último que pensé antes de caer rendida ante el amanecer del último día de vacaciones.
Estaba planificado para ser publicado mañana, peeeeero, no podía esperar más. (Me costó un poco escribir este capítulo).
Que lo disfruten :)