Narra Daniela.
La risa de Emma se escuchó por el apartamento de María José mientras yo intentaba terminar los planos de la casa que estaba diseñando para un avance de proyecto.
Era cinco de mayo, así que aún me quedaban unos días para terminarlo.
Sí, había dejado de insistir; me acostumbré a sus coqueteos tontos de vez en cuando y verla con la bailarina, aunque Sofía y Lucía aseguraban que no eran más que amigas eso no me agradaba bastante.Sofía estaba a un mes de volver a la ciudad y Lucía no cabía de la emoción, aunque su emoción no sólo se debía a eso, sino que también a que sus padre la habían hecho volver a casa. Estaba feliz con mi amiga.
La risa de Emma había cesado pero no me había dado cuenta de ello, hasta que sentí unas manos en mis hombros.
–Se durmió.- Poché susurró mientras intentaba ver que hacía en la computadora. Estábamos en su habitación, yo en uno de los escritorios que había enseguida del closet.
–Entonces creo que ya me voy.- dije cerrando las pestañas donde trabajaba. Había guardado mi trabajo, así que poda seguir en casa.
–¿Por qué no te quedas?- ella comenzó a masajear mis hombros haciendo que me tensada.
–Porque sería una estupidez.- me levanté de mi lugar y comencé a guardar mis cosas en mi mochila.
–Eres muy aburrida a veces.- se burló mientras descansaba contra la pared.
–Y tú una idiota.- Sonreí cerrando la mochila. –Por el momento, mi hija y yo nos vamos a nuestro apartamento.
–¿Te llevo?- preguntó ella sonriendo. Rodé los ojos y levanté mi dedo de en medio mientras salía de la habitación cargando a Emma.
–Valentina y yo salimos mañana a California.- dijo siguiendo mis pasos.
–Pues que les vaya muy bien a ambas, deséale suerte a Vale de mi parte.- abrí la puerta y la miré por última vez.
Ella quería destruirme, y yo estaba a nada de caer.
Ya en mi apartamento me deshice de toda mi ropa y entré a la pequeña bañera. Ally Brooke cantaba mientras yo descendía en el agua fría.
Dejé que mis músculos se relajaran mientras los últimos meses de mi vida se reproducían como una película en velocidad máxima.
Narra Poché.
Al parecer la madre de Nico y yo estábamos más nerviosas que los chicos que harían el examen de admisión. Prometimos esperar en los alrededores de la universidad mientras buscábamos apartamentos baratos y hacíamos una investigación exhaustiva del área donde probablemente vivirían mi hermana y su hijo.
A pesar de que yo debería de estar en mis clases online, me había tomado el día con la excusa que estaba terminando mi proyecto final de presentación.
Había hablado con Laura apenas aterrizamos en California y no podíamos creer que yo estuviera en la ciudad de mis sueños, aunque sólo seria por un par de horas ya que volveríamos apenas atardeciera. A pesar de que podíamos habernos quedado, el boleto se regreso costaba el doble si no era el mismo día que habíamos llegado.
Había sido el cumpleaños dieciocho Vale, así que aprovecharíamos las dos horas para almorzar en el aeropuerto.
Aunque su festejo había sido pequeño, aún hablaba sobre la tarde en casa almorzando con sus amigos más cercanos.
–Valentina mencionó que tenías pensado venir a vivir acá.- la madre de Nico habló mientras esperábamos sentadas en una banca.
–Quería hacerlo pero... Creo que mi vida está allá y aunque esta es la ciudad de mis sueños... Aún no estoy lista para otro cambio.- dije con sinceridad.
–Ellos estarán bien, ¿lo sabes?
–Eso espero.
–Ellos son inteligentes y responsables, la seguridad en el campus es grandiosa y los apartamentos están en buena ubicación... además, hemos hablado con Nico sobre sexualidad.
Aquello me hizo mirarla con sorpresa. –¿Usted está diciendo que Nico y Vale pueden vivir juntos?- pregunté incrédula.
–Sí. Digo, si no tienes problema con ello. Obviamente tendrían habitaciones separadas y...- comencé a reír sin intención alguna.
–Yo intenté eso y, ¿adivine que pasó? Mi "compañera" terminó durmiendo en la misma cama que yo.- ella rió su mano descansó en mi pierna y lo apretó con suavidad.
–Eres muy valiente por hacerte cargo de tu hermana.- mi risa acabó y yo miré al frente. –Digo, eso es algo que pocos hacen por sus hermanos y... Es muy bueno que tengas dudas respecto a la vida futura de Vale.
–Gracias... Supongo.- dije mirando como Nicolás venía con una sonrisa grande. –Creo que pueden vivir juntos en caso de no encontrar una habitación en las residencias.
–Creo que no me fue tan mal.- Nico abrazó a su madre con felicidad.
Los días pasaron con rapidez, como si el tiempo quisiera causarme un severo estrés y un posible ataque de ansiedad.
Me miré en el espejo del closet por última vez, me había maquillado con sutileza y había dejado mis labios rojos, mi cabello rubio teñido dejaba ver las raíces bastante crecidas y mis uñas estaban perfectamente pintadas de rojo.Hoy era mi presentación del proyecto final, y también llegaba el correo donde se decía si Vale entraría a Calarts. Leí por última vez mi tarjeta de guía que había preparado.
Me senté en el escritorio y acomodé mi computadora para que quedara bien cuadrada, en el fondo podía verse el sofá y sobre éste las maquetas que Daniela había hecho en sus primeros semestres, habían servido como buen fondo.
–Es el turno de Garzón Guzmán.- María, mi profesora dijo. Pronto encendí mi micrófono y ajuste mi garganta para hablar.
–Buenos días a todos.- saludé mientras comenzaba a compartir mi pantalla donde tenía mi presentación lista. –Mi proyecto es sobre un hotel del bienestar, como saben actualmente los turistas y empresarios no sólo buscan conocer lugares si no también ayudar a su salud física, mental y espiritual, por lo tanto yo elegí este ámbito...
–Su proyecto es excelente, Garzón.- la profesora dijo luego de cuarenta minutos. –Espero que algún día, cuando vayamos a California usted esté disponible para nosotros. Le puedo asegurar que será un éxito.
–Muchas gracias.
Luego de una despedida por parte de la profesora y una entrevista en la clase portugués, terminé mis clases.
El reloj marcaba las 14:38 cuando la puerta de mi habitación se abrió mostrando a Valentina casi a punto de desmayarse.
–Ha llegado el correo.- me lanzó su móvil y ella corrió a la cama. –¿puedes leerlo?- preguntó en un susurro ahogado contra la almohada.
Suspire antes de entrar al mensaje, comencé a leerlo y mi boca se abrió de la sorpresa.
–Vale...- dije con tristeza fingida, ella me miró y sus ojos se hicieron agua. –¡ESTÁS DENTRO!- grité causando confusión en ella, me lancé en la cama para abrazarla con fuerza.
Ella comenzó a llorar mientras yo sentía mi cuerpo explotar en miles de emociones, estábamos cumpliendo nuestros sueños.
Mayo había comenzado confuso y había acabado de la mejor manera.
–Tienes que ayudarme a empacar- dijo cuando acabamos de cenar, habíamos pasado el resto de la tarde en mi cama leyendo el mensaje una y otra vez.
–Te irás hasta Julio, tonta.- dije riendo, aunque por dentro pensaba en un posible cambio de aires, no podía quedarme sola en el apartamento.
–Tengo que hablar con Nico...- dijo ella, la puerta sonó como si leyeran su mente.
Los gritos siguieron por dos horas cuando los padres de Nico, Nico, Vale y yo festejamos y hablamos sobre la vida que ellos llevarían en California.
Definitivamente viajaría con ellos a California.
