Narrador Omnisciente.
Cuando dicen que "el tiempo lo cura todo" a veces se equivocan, pero otras no.
Sí, es cierto que el tiempo te ayuda a pensar, a replantearte las situaciones de tu vida, te ayuda a saber que es lo mejor para ti y los tuyos.
Pero para algunos, el tiempo es más que sanar; a veces el tiempo es sólo un recordatorio de que las cosas serán más difíciles el día de mañana, que tal vez mañana tengas que tomar más medicamentos, que tengas que dejar tu trabajo, la universidad, tus sueños.Cuatro meses. Habían pasado cuatro meses exactos cuando las pruebas en María José se hacían en una clínica al este, dónde Daniela había tenido a su pequeña Emma.
Los últimos meses habían sido de altibajos en la vida de cada una de las personas que rodeaban a estas chicas.
Valentina había conseguido un poco de fama, la seguían casi mil personas en YouTube y eso era muy bueno; pero también estaban aquellos que querían verla mal.Kim tenía problemas en la universidad debido a que había suspendido dos materias en su primer semestre de estudio; Sofía tenía problemas en casa y Lucía no sabía nada de eso, Lu sólo sabía que era verdad lo que había hablado con su hermana.
Laura, por otro lado, se preocupaba por la economía de su familia. Nunca habían sido de mucho dinero, pero luego de que su padre perdiera su trabajo, las cosas habían sido más difíciles para la familia, pero estaba segura que encontrarían una solución.
María José había conseguido el departamento que la madre de Juli había mencionado, era grande; demasiado, pero la cuota era mínima comparado con los departamentos de la zona, no quería irse muy lejos, pues estaban casi al centro de la ciudad, al alcance de todo. Pero su enfermedad se había complicado, lo supo la noche de año nuevo cuando los temblores no se quitaron a pesar de tomar el medicamento por la mañana, además las pesadillas habían vuelto semanas atrás y si no eran las pesadillas era el insomnio lo que no la dejaba dormir.
Luego estaba Daniela, quien logró acreditar todas y cada una de las materias que había matriculado; tres de ellas con sobresaliente. Pero tenía un problema en casa, uno que debía arreglar pronto. Su amistad con Kim volvía a ser la misma con el paso de las semanas y la amistad con las otras dos chicas se fortalecía también.
Fue cuando, al llegar a la revisión mensual de su pequeña se encontró con una silueta que conocía a la perfección, una silueta que no había visto desde hace un par de semanas. Cuando las cosas se pusieron confusas entre ellas dos.
–En serio, puedes decirme.- dijo Daniela mientras miraba a la habitación, podía escuchar a Valentina cantar.
–Obviamente no recuerdas esto.- rió María José, su mano acariciaba el pequeño brazo de Emma, quien descansaba en medio de ambos cuerpos en el sofá. –¿Recuerdas la noche de mi cumpleaños?
–Como olvidarlo...- mencionó la otra chica. –No. No me refiero a lo de... Ya sabes.- se disculpó cuando María José la miró.
–Lo entiendo. Hablamos de primeras veces y yo... - sonrió forzadamente. –Yo te besé antes de que entraras al quirófano.- confesó, Daniela se congeló al escuchar aquello. –Tú lo habías pedido, así que pensé que sería un buen momento porque...
–No creiste que sobreviviría.- afirmó antes de mirar la puerta, de la única habitación, abrirse. –Vaya fé que me tenías.- susurró antes de colocarse sus tenis y tomar a su hija.
–¿Te vas a ir?- preguntó confusa la mayor de las chicas.
–Sí, tengo que... Arreglar unas cosas de la universidad.- mintió antes de caminar a la puerta.