Narrador Omnisciente.
Daniela aún miraba por la ventana de la habitación que compartía con Poché. Le parecía extraño que no había llegado a dormir y que no respondiera a sus llamadas.
Estaba preocupada imaginando escenarios horribles de lo que le podía haber pasado a la chica, sus ojos estaban por cerrarse cuando un taxi se paró enfrente de la entrada del edificio.
María José bajó con rapidez antes de correr hasta la entrada, Calle salió con rapidez de la habitación para asegurarse que Valentina y Emma aún estaban dormidas. Cerró la puerta de la habitación de Emma y caminó hasta el living. El apartamento aún estaba a oscuras, así que decidió sentarse en el sofá, se sentía como su madre cuando la esperaba a las tantas de la madrugada para regañarla.
María José, por otro lado, se miró en el reflejo del ascensor plateado, acomodó su cabello enredado y quitó la mascara de pestañas que se le había corrido.
En silencio, abrió la puerta del apartamento asegurándose no hacer ruido, se deshizo de sus tenis antes de encender la luz.
Un grito salió de su boca cuando miró a Daniela sentada en el sofá. –Mierda, me asustaste.- dijo Poché caminando hasta la cocina.
–¿Dónde estabas? Me tenías preocupada.- Daniela se levantó para acercarse a Poché.
–Me quedé a limpiar el bar.- mintió antes de salir de la cocina, o bueno, intentar hacerlo.
–Pero, ¿no te toca la próxima semana?- preguntó Daniela antes de agregar: –Además, sigue siendo muy tarde para llegar...
–Si, pues no tengo que darte explicaciones, ¿o sí?- la pregunta de María José hizo que Daniela la soltara.
–¿Qué te pasa, María José?- preguntó Daniela cuando entraron a la habitación.
–No me pasa nada.- se alejó hasta el armario, de donde sacó su pijama.
–Pues parece que algo pasa...- murmuró Daniela antes de entrar al baño detrás de ella. –¿Estás estresada?- preguntó curiosa antes de acercarse para abrazarla por la espalda.
Olía a un perfume diferente. –Sí, supongo.- dijo mientras se desmaquillaba. –Ya sabes, ya voy a comenzar otra vez la universidad y todo eso...
–¿Quieres que distraerte?- preguntó Daniela mientras metía las manos debajo de la camisa de Poché.
–No. No ahora.- sonrió antes de darse media vuelta y besar sus labios, Daniela la abrazó por la cintura y se separó segundos después.
–¿Has bebido?- preguntó confundida.
–¿Qué? No.- dijo separándose.
En los pensamientos de Poché sólo estaba su consciencia diciendo "eres una mentirosa".
–Bien, iré a dormir un poco más antes de que las chicas despierten.- Daniela cerró la puerta detras de ella.
Daniela se acostó sobre la cama pensando en lo que podía pasarle a Poché.
Aún así, el resto de la mañana no preguntó nada; se aseguró de no hablar del tema, hasta que llegó la tarde y las cuatro chicas se montaban en el auto que Poché había ganado en el supermercado.–Este día me toca a mí poner la música.- avisó Valentina antes de conectar el Bluetooth de su móvil al auto. –Hoy vamos a escuchar reggaeton del viejito porque ya me tienen cansada con las canciones tristes y de amor.
El resto de camino, Daniela y Valentina hablaban de lo que les esperaba la próxima semana. Valentina mencionó, también, que Juli y su familia llegaban hoy de Santa Marta. Así que pasaría hasta tarde en aquella casa.