Nota: la canción va para el final del capítulo.
D.
Habían pasado ya doce días desde el nacimiento de Emma Victoria, como decidí ponerle a final de cuentas, papá regresó un día después del nacimiento de mi hija; María José no había venido a visita tan seguido debido a que tenía que ir a su trabajo y también tenía deberes, pero siempre tenía un mensaje suyo en la mañana y en la noche.
Por otro lado, Kim y su madre vinieron a visitarme dos días seguidos, la madre de Kim se quedó una noche para ayudarme. La obstetra dijo que a pesar de que el parto había sido difícil, estaba mejorando rápido y tenía una buen adaptación a los medicamentos que me estaban administrando.
Volví a casa con Emma, pero había algo que me incomodaba, las miradas de la esposa de papá y su hija. Por más que quisiera, no podía ignorarlas, mucho menos los berrinches que hacia la más joven de las mujeres debido a los llantos de mi hija.
No quería molestar, y sentía que lo estaba haciendo.A la luz de la luna, cantaba para ella en las noches. Eso parecía calmarla de vez en cuando, pero no era suficiente. De vez en cuando sentía que no podía más, lo sentía cuando tenía que hacer mis deberes escolares; también pensaba en dejar la universidad, pero luego me odiaba por hacer a papá que gastara. Así que, con lágrimas en los ojos y unas ojeras muy marcadas seguía esforzándome.
Sabía que mi fondo de ahorro por parte de mis padres no podía usarlo hasta los veintiuno, y sólo deseaba cumplirlos. Pero aún faltaban tres años, bueno casi dos.
Miré a Emma durmiendo en la cama y sonreí antes de volver mi vista al móvil. Todos los profesores me habían permitido faltar con la condición de que yo entregara cada uno de los trabajos que habían visto en clase y los que asignaban de tareas. Y sí, con el pesar en mi cuerpo, lo había cumplido. Así que con una sonrisa mire las carpetas que había acomodado ya en el escritorio, mañana me presentaría en la universidad mientras María José se hacía cargo de Emma.
Se había ofrecido hace dos noches, cuando a causa de mis miedos decidí llamarla.
–Hola...- susurré ante el móvil cuando el teléfono fue descolgado.
“Hey, ¿qué pasa?” contestó en un susurro también.
–Lo siento por llamar así... Pero en verdad no sé a quién recurrir.- dije sintiendo mis ojos llorosos. –Es sólo que esto es mucho para mí.- sorbí la nariz y luego limpie mis ojos, mi vista estaba en Emma, quien dormía plácidamente sobre la cama.
“Hey, estoy aquí. Te escucho.” respondió, escuché como su computador fue cerrado. “Dime, soy toda oídos”.
–Me abruma el no poder ser suficiente para ella, no saber como educarla o amarla. No saber como repartir mis tiempos para estar con ella y terminar mis estudios.- miré por la ventana, la luna estaba arriba, iluminando toda la ciudad. –Yo... Hubiese preferido morir en esa...
“Ni te atrevas a decirlo.” me paró “Todo esto es difícil,” comenzó “sé que te abruma, ¿te confieso algo? Yo también tengo mucho miedo... De no poder darle un buen ejemplo a mi hermana, todos los días me esfuerzo por ella. Y por mí. Porque sé que si yo no lo hago ahora, nadie lo hará por mí.” suspiró. “Te dije que me tenías aquí, y yo soy una chica de palabra. Me tienes aquí para lo que necesites, sea algo simple o algo complicado. Aquí estaré.”
–Me abruma que las mujeres que viven aquí me hagan gestos groseros cuando me ven sola o con la niña.- confesé, ni siquiera se lo había mencionado a las chicas, ni a papá.
“¿Le has dicho a tu padre?”
–No. Y no se lo digas, no quiero romperle el corazón, yo soy la que está aquí de acogida.- eso me rompió el corazón, pero era verdad.