5. Sentimientos

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P.

Luego de la fiesta de revelación que preparamos a Daniela cada quien fue a su casa. Laura, Lucía, Sofía, Vale, Juliana y yo, terminamos de limpiar la terraza a eso de las diez de la noche. La fiesta se había alargado más tiempo cuando Germán y la madre se Kim comenzaron a cantar canciones del grupo pimpinela, no conocía de su existencia, pero luego de comparar las presentaciones con las que habían hecho esos dos, era parecida.

Las risas no faltaron esa tarde noche, pero fue una desgracia tener que acabar la fiesta.
Bajamos con las chicas para tirar la basura al depósito grande, luego de despedirnos de Laura, su hermana y Sofía; acompañamos a Juliana a su departamento, nos despedimos de su madre y volvimos al nuestro.

–Jamás pensé encontrarme con buenas personas como las de hoy.- Vale dijo mientras lavaba sus dientes.

–Yo tampoco.- la miré desde su cama, estaba tomando mis medicinas. –Creo que papá y mamá han enviado a esas personas a nuestra vida.

–Mamá, Papá: se los agradezco desde el fondo de mi corazón. No saben lo feliz que me hace ver a Poché sonreír más a menudo.

–¿A qué te refieres?- pregunté riendo mientras me levantaba para ir al baño.

–No te hagas. Desde que Daniela apareció en nuestras vidas sonríes más.- dijo haciendo que yo la mirara asombrada. –Además he visto como la miras, hoy fue el día.- dijo aplaudiendo.

–No te emociones, que si ella está embarazada es por algo.- dije levantando las cejas sugestivamente. –Aunque, debo admitir que la chica es guapa.- metí el cepillo de dientes en mi boca.

–Y tiene buen corazón.- agregó haciendo que yo asintiera. –Puedes conquistarla, Poché.

–¡Cállate, Val!- dije con la boca llena de espuma. –No hay oportunidad, sólo seremos buenas amigas.

Buenas amigas. Me repetí una y otra vez mientras intentaba conciliar el sueño. Pero te regalo de Carla Morrison, me hacían recordar las palabras que dije cuando tuve a Daniela en la misma cama en dónde mi hermana dormía.

No la llamé, aunque tenía su numero grabado en mi móvil. Necesitaba respuestas, ¿en realidad si me había comenzado a enamorar de ella sin conocerla? Al parecer sí. Me lo confirmé cada noche que pasó hasta el primero de octubre, cuando la miré entrar a la cafetería por la tarde.

Era mi semana de tarde, además que mis clases virtuales habían comenzado ésta mañana. Fue la presentación y todos estábamos muy emocionados; habían chicos de diferentes partes de mundo, pero me sorprendió encontrarme con una chica colombiana: Natalia.

Además de que Natalia formaba parte de un grupo que estaba tomando fama este último año. Ventino. Luego de fangirlear un rato, seguí prestando atención a lo que los cinco profesores de ésta unidad decían.
Serían cinco módulos los que estaría llevando por seis meses. Los horarios habían llegado a mi correo dos horas después de terminar con aquella videollamada, además de los horarios en que los profesores estarían impartiendo alguna clase por si teníamos dudas.

–Lucía dice que Sofía, su amiga, necesita asesorías de matemáticas.- Laura hizo que saliera de mis pensamientos.

Dos semanas habían pasado ya, dos benditas semanas se habían ido volando y tenía claro dos cosas: tal vez si tenía sentimientos por Daniela, y, los veinte años pasaron volando. Estaba a tan solo quince días de mi cumpleaños número veintiuno, y yo estaba bastante nerviosa.

–Dile que puede ir a casa esta tarde.- sólo respondí mientras seguía limpiando la taza con la franela.

–¿Cómo te esta yendo?

ELSKER DEG; cachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora