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–¿Es verdad?- continué riendo y asintiendo mientras Sofía se acomodaba en el sofa-cama.
–He fotografiado a las modelos de Germán Calle, así que posa sobre el sofá.- Sonreí antes de colocar la cámara instantánea, que me había obsequiado Zac, en posición. –Ok, sales perfecta pero necesito que no estés tensa.- reí separando la cámara de mi rostro.
–No, es que tus ojos intimidan bastante.- se disculpó cubriendo su rostro.
–Oh, vamos...- me burlé, dejé la cámara sobre el sofá antes de quitar las manos del rostro se Sofía. –Eres guapa, sólo admiro para poder tomar lo mejor de ti.- Sonreí sin quitar mi vista de ella, no hasta que la puerta se abrió.
Daniela estaba del otro lado cargando su rostro hinchado, me separé con rapidez de Sofía antes de caminar hacia el pasillo, por donde Daniela había salido casi corriendo.
Ahí me encontré con una gran sorpresa, tres maletas estaban del otro extremo.
Giré la cabeza para encontrarme con Sofía acomodando su bolso. –Creo que me iré... Las llaves están en tu mesita de noche.- susurró antes de dejar un beso en mi mejilla y pasar por donde estaba Daniela. Ni siquiera se despidieron.
–Creo que vine en el momento menos indicado.- su voz estaba rota.
–¿Dónde está Emma?- pregunté acercándome a ella.
–Vale la ha llevado al apartamento de Juli, creo que se asustó por mirarme así.- rió amargamente. –¿Aún está en marcha la propuesta? Prometo que...
–Dani, no...- susurré antes de rodear mis brazos en su cuello; incluso siendo más alta que yo, se sentía pequeña entre mis brazos. –¿Qué ha pasado?- susurré a la nada cuando su escandaloso llanto llenó el pasillo.
* * *
Valentina había vuelto apenas media hora, Emma estaba dormida en la habitación de mi hermana y Daniela en la mía.
–Que día.- Valentina murmuró. –Ni quien lo creería, mientras nosotros nos divertíamos con el auto nuevo y los postres; Daniela pasaba por algo horrible.
–Vale...- susurré. –Ella se quedará con nosotras por un tiempo.
–Lo sé, pude imaginármelo cuando llegó con las maletas.- me miró antes de meter otra cucharada de cereal en su boca. –Ella puede quedarse para siempre si así quiere, es una buena persona y no se merece por lo que está pasando.
–Llevaré a Emma a mi habitación.
–¡NO!- gritó en un susurro. –Yo puedo dormir con ella, tú con Daniela.- ordenó con una gran sonrisa.
–Vale...
–Poché...- imitó mi tono. –Emma puede ser una buena compañía.
–No te desveles que mañana tenemos clases.
–La madre de Juli nos llevará, yo llevaré a Emma a tu habitación antes de irme.
–Para ese entonces ya estaré despierta.
–Ya lo creo.- alcancé a escuchar antes de desaparecer por el pasillo.
Vaya día. Susurré para mí antes de abrir la puerta de mi habitación casi vacía. Daniela estaba durmiendo tranquilamente en la orilla del sofá cama con ambas manos debajo de su mejilla derecha, parecía un ángel.
Miré la mesita de noche, ahí descansaba la cámara instantánea con una Polaroid recién revelada y las llaves de mi nuevo auto.Sonreí antes de tomar la Polaroid, una selfie de Sofía sonriendo con tristeza. Sabía que algo estábamos haciendo mal pero no encontraba el retorno para parar con esto.
Miré a Daniela, quien parecía una obra de arte entre sábanas grises revueltas, la luz que se colaba por la ventana, debido a su anchura y la falta de un tramo de cortinas, daba a su cuerpo.–¿Qué estás haciendo, Poché?- pregunté en un susurro al silencio. Tomé la foto antes de caminar al baño.
Sacudí la Polaroid mientras me miraba en el espejo del lavabo, todo parecía tan irreal.
Sonreí a mi reflejo, hoy sería como todas las noches; mirar alguna serie en Netflix hasta que el sueño me venciera, levantarme a las nueve de la mañana para mi primera clase y luego hacer almuerzo para Valentina, y ahora también Daniela, buscar algún trabajo por internet y luego discutir con Laura por haber dejado la cafetería al tiempo que yo.
Reconsiderar la idea de entrar a la biblioteca pública como bibliotecaria o... Entrar a la biblioteca de la universidad donde estudiaban todos mis amigos.Mi vida se había convertido prácticamente en eso, pensar que es lo que iba hacer el día de mañana; y aún que intentaba no darle tantas vueltas al asunto, siempre terminaba en donde mismo ¿qué es lo que voy hacer cuando el dinero se acabe?, y aunque parecía mucho en algún momento se iba a acabar.
Pero lo que más me preocupaba era el tener que conseguir un trabajo nocturno uno que fuera entre las 19:00 horas y las tres de la mañana; cuando el sueño ya me tumbaba. A decir verdad, la propuesta de Sofía era muy tentadora, así podría ayudar a Daniela con su pequeña y mi hermana no estaría sola por las noches... O al menos hasta que Daniela decidiera irse.
Tomé el delineador de ojos que estaba en mi caja de cosméticos y escribí “Dan <3”.
Dejé la foto y la cámara junto al lavabo, puse a llenar la bañera y volví a la habitación por mi portátil.–Una película no vendrá mal.- dije para mí misma antes de tomar el albornoz rosado que tenía en mi closet.
Cincuenta y ocho minutos después, estaba terminando un capítulo de la serie que estaba mirando estos días.
Dejé el portátil alejado del agua antes de sumergirme en la tina, no era muy grande, pero podía hacerme pequeña para entrar completa. Oí ruidos afuera pero los ignoré, mantuve los ojos cerrados hasta que sentí una mano tocar la mía, que se aferraba a la orilla de la tina.
Abrí los ojos encontrándome a una curiosa y confusa Daniela. Sus ojos estaban hinchados pero aún así se veía bastante linda.
Cerré los ojos y segundos después me deslice al exterior.–Hola...- susurré tranquila acomodando mis brazos en la orilla de la tina blanca.
–¿Por qué estabas debajo del agua?- preguntó cruzando los brazos debajo de su pecho.
–Estaba relajándome.- Sonreí antes de hacer el ademán de salir de la bañera.
–Parecía como si quisieras morir.- me miró antes de darse media vuelta e ir al espejo. –Lo he visto en muchas películas.- agregó con un suspiro.
Salí de la bañera y me coloqué el albornoz encima de mi cuerpo desnudo. Daniela me había visto desnuda. DANIELA ME HABÍA VISTO DESNUDA EN LA BAÑERA.
Intentando sacar mis nervios del cuerpo, me abroché el albornoz y saqué el tapón de la bañera; la caída del agua me atrapó y tranquilizó un poco mis nervios.
–Wow...- Di media vuelta para encontrarme con Daniela mirando la foto que le había sacado. –No sabía que tan desastrosa era a la hora de dormir.- sólo dijo antes de que yo saliera de la pequeña habitación.
Escuché el cerrojo ponerse en el baño, no le había dicho a Daniela que dormiríamos juntas, si bien mi sofá-cama no era el más grande, pero ambas podíamos dormir a gusto. Busque entre la ropa mal acomodada de mi armario y saqué unos shorts de licra negro y una camisa de tirantes de color blanco; mi cabello estaba mojado, así que coloqué una toalla en mi cabeza.
También tenía la opción de dormir en la sala. Pero no quería.
Salí del pequeño espacio donde estaba mi armario y me encontré sola en la habitación. –Emma está dormida con Vale, si quieres puedo traerla y yo dormir con...
–Esta bien.- musitó desde el otro lado de la puerta. Sonreí mientras cerraba los ojos.
Al abrirlos, el reloj marcaba las 05:28 de la mañana. El cielo se estaba tiñendo de colores cálidos a tan tempranas horas, un peso en mi espalda hizo que tratara de recordar el día anterior. Daniela... O Valentina.
Para sacar las dudas, di media vuelta a mi rostro.
La respiración quedó atrapada en mi garganta debido a la corta distancia a la que se encontraba Daniela. Eran unos centímetros y nuestras narices chocaban.
–¿Tienes una obsesión con ver a las personas dormidas?- susurró alrededor de veinticinco minutos después.