P'aquí, p'allá

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El mes de abril había empezado con un aumento considerable de las temperaturas lo que hacía que en Sevilla el tiempo casi veraniego se hubiera instalado con la intención de quedarse a pesar de estar disfrutando de las primeras noches de primavera

Me encontraba en casa, preparándome para una noche más de actuación en el pub donde mi grupo, Yonkola tocaba todos los fines de semana desde hacía algo más de un año. Hacía dos que yo había llegado a Sevilla, una noche conocí a Sergio, Lucas y Rafael, el resto de componentes de la banda, junto con Sara, la que entonces era la vocalista del grupo.

Cuando los conocí, en el mismo pub al que dentro de un rato tendría que ir, estaban pensando disolver el grupo ya que Sara había encontrado trabajo en Madrid y se mudaría en un par de meses. No se bien qué me llevó a ofrecerme para cantar con ellos, al menos mientras encontraran otra vocalista a la altura de los grandes músicos que eran ellos. Tampoco sé qué los llevó a ellos a hacer de mi ofrecimiento temporal algo seguro, la cuestión es que desde aquel momento me convertí en la vocalista de Yonkola. Todos eran bastante más grandes que yo y tenían un trabajo definido, Sergio era el más joven de los tres, el guitarra del grupo, con sus 35 años trabajaba para una conocida cadena de supermercados cargando y descargando mercancía, era moreno, de piel y de cabello, alto y delgado, sus características ojeras y sus orejas llenas de pendientes llamaban la atención de cualquiera. Luego estaba Lucas, el bajista, barba abultada castaña, no tenía pelo y a menudo solía meterme con él diciéndole que tenía la cabeza al revés, acababa de cumplir cuarenta años, él era diseñador gráfico y trabajaba para una editorial. El mayor de nosotros era Rafael, acababa de cumplir 52, tocaba la batería, tenía el pelo más o menos largo (al menos más largo que yo) por encima de los hombros, negro y rizado, una barba perfectamente cuidada y delineada, era profesor de filosofía en un instituto de la ciudad desde hacía varios años.

Y ahí, con ellos, estaba yo, Ana, con mi pelo corto casi rapado por los laterales, dos rastas en la nuca y una maraña de pelo rizado algo más largo en la parte superior de la cabeza. Nunca había sido de esas personas que siguen los cánones de belleza, de hecho me preocupaba bastante poco. No me gustaba el maquillaje, no me gustaban los vestidos ni las faldas, solía vestir con ropa oscura o sin muchos estampados y vaqueros ajustados, la mayoría de las veces rotos. Sin embargo reconozco que tenía dos debilidades: los zapatos y el perfume. Como he dicho antes, era la vocalista del grupo aunque de un tiempo a esta parte venía acompañando también algunas canciones con la guitarra para permitir a Sergio lucirse en los solos de las mismas.

Terminé de ducharme y me dirigí al salón, abrí un cigarro dejando su contenido sobre el cristal de la mesa, saqué del interior del paquete una pequeña bola de hachís que partí en dos y mezclé el contenido de una de las mitades con el tabaco, rulé el papel de liar y cuando estaba listo me dispuse a darle una larga calada mientras algunas gotas de agua caían todavía sobre mis hombros descubiertos. Tenía un problema, y no me importaba admitirlo, pero desde hacía tiempo había aprendido a aceptar que drogarme no me hacía peor persona. El día que dejara las drogas lo haría porque yo quisiera, no por imposición de nadie.

Miré el reloj, las 9 de la noche, tenía tiempo. Hoy habíamos quedado más tarde porque Rafael había quedado con algunos compañeros suyos para cenar y llegaría sobre las doce. Sin embargo, el resto estaríamos desde las diez y media para montar y probar sonido. Puse en mi móvil el último disco de Extremoduro a todo el volumen que este me permitía mientras aspiraba con fuerza el humo, al cabo de cuatro o cinco caladas empezaba a notar esa sensación que tanto me gustaba de estar en otro lugar o al menos que la vida no era tan seria como se empeñaban en pintarla, sonreí para mi mientras me levantaba y me dirigía hacia mi habitación para vestirme.

Me quedo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora