Valiente

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La noche anterior en casa de Marina...

- Hola - dijo Marina al entrar en casa - ya he llegado.

- Buenas, tía - la saludó Alba entrando al salón - ya he visto que ha ganado el Madrid, enhorabuena.

- Sí... otra liga más - afirmó Marina con una amplia sonrisa - deberíamos hablar, ¿no te parece?

- Pues... no lo sé, ¿tú tienes algo que contarme? - la retó Alba viendo venir el rumbo que iba a tomar la conversación.

- Lo decía por ti - Marina se cruzó de brazos - ¿desde cuando te traes a casa a tíos que acabas de conocer?

- ¿Y tú desde cuando te metes así en mi vida? - preguntó Alba molesta - creo que con treinta y siete años que tengo soy lo suficientemente mayor para saber lo que hago, además... yo no me meto en tu vida.

- Pero es que esta también es mi casa, te lo recuerdo, como te recuerdo que llevo dos noches sin poder dormir en ella - le contestó Marina elevando un poco la voz.

- Bueno, cuando el otro día llegué y estaba aquí Ana yo no te reproché nada - le reprochó Alba.

- Pero eso es distinto... - se defendió la más mayor.

- Ah, claro, es distinto porque tú a Ana si la conoces de hace muchos años, por eso es distinto - respondió Alba con fastidio.

- Porque yo no me acuesto con ella lo mismo también es un punto a tener en cuenta ¿no crees? - Marina estaba algo alterada.

- Mira, no me hagas hablar... - le contestó Alba con cierta ironía.

- No, habla, ¿qué tienes que decir? - la retó - Además, si tienes algo en contra mía no metas a Ana por medio.

- Pues mira, ahora que lo dices, sí, tengo algo que decir... como que se que esa noche Ana durmió contigo y no en la habitación de invitados... - soltó enfadada.

- ¿Qué estás insinuando? ¿Que yo me acuesto con Ana? - preguntó Marina inquieta. El corazón le latía con mucha fuerza, se veía acorralada.

- ¿Tú te piensas que soy ciega? ¿Que no veo como os miráis? ¿Que no veo como os abrazáis o las caricias que os dedicáis? ¿Me estás tomando por tonta? - Alba estaba roja a causa del enfado.

- Tú estás mal de la cabeza... - dijo Marina levantándose del sofá donde se encontraba.

- Claro, ahora huye, como siempre... - Marina estaba a punto de cruzar la puerta del salón y salir al pasillo - ¿sabes cuál es la diferencia entre tú y yo? Que a mi no me importa que lo hagas, que incluso me alegro por vosotras, pero tú no eres capaz de ver más allá de tu ética a no ser que seas tú la que te la saltes.

Marina se volvió en ese momento y miró a su sobrina sorprendida.

- Es absurdo que sigas escondiéndolo y que me lo quieras negar más tiempo... la miras como nunca has mirado a nadie, te brillan los ojos, te pones nerviosa cuando la ves... y si quieres te digo más, la cama de la habitación estaba intacta, sin deshacer, también esta mañana, cuando habéis llegado en el coche, os he visto besaros antes de bajaros... y el otro día en el pasillo, y cómo os mirabais la otra noche en el pub... ¿vas a seguir negándomelo? - relató Alba casi a voces - y encima vienes quejándote porque yo deposito en ti una confianza que tú no eres capaz de tener conmigo..

Frente a ella estaba Marina, con la cabeza agachada, lejos del enfado que había tenido hasta ese momento ahora estaba llorando en silencio sabiéndose descubierta y además mal por eso último que había dicho su sobrina.

Me quedo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora