Sin documentos

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Desperté un par de horas después, ya había descansado lo suficiente, bueno, creo que realmente no pero como he dicho antes, dormir era un arte que yo no había dominado nunca. Me puse la primera camiseta que encontré, era de Marina, no porque yo no tuviera ropa allí sino porque me hacía ilusión y salí hasta el salón. Ahora ya no tenía nada que hacer y tampoco se me ocurría algo que realmente me llenara, bueno sí, tenía claro que les iba a hacer de comer a ella y a Alba, pero todavía era muy temprano para eso. Entonces recordé que Alba había dicho esta mañana que Lucas estaba dormido, me pregunté si se habría ido ya. Fui hasta la habitación de Alba y llamé a la puerta, no recibí respuesta de inmediato por lo que supuse que no estaba allí, sin embargo un par de minutos después un somnoliento Lucas llegó hasta el salón poniéndose la camiseta.

- ¿Has llamado tú a la puerta? - preguntó tapándose los ojos por la claridad del salón.

- Sí... no sabía si estabas todavía aquí - respondí yo feliz de no estar sola.

- Pues sí... hoy no tengo nada que hacer y quería descansar un rato... - continuó él estirándose exageradamente.

- Ha quedado café de esta mañana, por si quieres - le ofrecí yo, como si estuviera en mi casa.

Él asintió y fue hacia la cocina. Volvió después de un par de minutos con una taza de café y un paquete de galletas.

- ¿Hace mucho que estás despierta? - me preguntó sentándose a mi lado en el sofá.

- Que va, pero me desperté con la alarma de Marina y me desayuné con ella y con Alba antes de que se fueran, luego me volví a acostar - admití riendo.

Él asintió con la cabeza. Sabía que los despertares de Lucas eran de pocas palabras, y eso me recordó al día que Marina me dijo que Alba por las mañanas no solía hablar mucho, aunque esta mañana se había levantado graciosa. Se lo conté a Lucas y empezó a reírse.

- Debo decir que yo sí que me enteré cuando entrasteis, me desperté con la puerta pero me giré y me quedé dormido así que... - confesó mirándome divertido.

- Oye Lucas, entonces... ¿Alba y tú bien? - pregunté curiosa.

- La verdad es que sí, creo que somos muy parecidos, a mi me encanta estar con ella, me parece una mujer increíble, con carácter... desde la madre de Lukita no había conocido a nadie que me hiciera sentir tantas cosas... - contestó un poco sonrojado.

- Alba es encantadora, eso es cierto... desde el principio se ha portado genial conmigo, y eso que en cierto modo le debe resultar extraño todo - me sinceré.

- Extraño no, a ver, extraño es todo lo que no esté en el día a día y yo creo que tú ya formas parte de su día a día, me refiero, casi siempre estás aquí, creo que te echaría de menos si un día no te ve porque ya formas parte de su rutina - dijo él.

- Oye, que no estamos hablando de mi, ¿y tú? ¿formas parte de su rutina? - reproché.

- Aún es pronto... es verdad que desde la primera noche nos hemos visto casi todos los días y hemos hablado mucho y bueno, nos gustamos, creo que eso es evidente... pero a veces me asaltan dudas, porque yo se que puedo enamorarme de ella pero esto no depende sólo de mi... a veces eso me agobia un poco - confesó él.

- Bueno, como dices, es pronto... no pongas el parche antes de la herida... lo importante es que va fluyendo ¿no crees? - dije poniendo mi mano en su hombro, él sonrió.

Me quedo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora