No quise preguntarle en ese momento a Marina que de qué conocía a Jose porque temía que la respuesta no me iba a gustar así que decidí dejarlo pasar, simplemente seguimos un rato más con Marta y con Carlos, después nos despedimos para ir a casa.
- ¿No me vas a preguntar que de qué conozco a José Antonio? - preguntó ella cuando entramos a mi casa, mis padres habían salido y también mi hermano por lo que estábamos solas.
- Sí... aunque no se si quiero saberlo - admití.
- ¿Te acuerdas que te conté que estuve un tiempo saliendo con un compañero y que después me enteré de que yo no era la única? - preguntó ella, yo asentí - era él.
Aquello me cayó como un jarro de agua fría encima. Agradecía la confianza de habérmelo contado pero eso no quitaba que me cabreara.
- ¿Qué te pasa? No te ha sentado bien... lo se - dijo ella acariciando mi cara.
- Nada... no, no me ha sentado muy bien pero tampoco estoy aquí para reprocharte nada - me costaba decir eso pero sé que era lo que tenía qué decir aunque por dentro quisiera reprocharle más de una cosa.
- Él no se portó muy bien conmigo que digamos en ese sentido, pero fue un buen compañero - dijo ella.
- No quiero hablar de él - dije dándome la vuelta para ir hacia el baño.
Me di una ducha rápida y salí más relajada, ella estaba en el patio mirando las macetas que con mimo cuidaba mi madre.
- ¿Te puedo besar? - preguntó ella cuando me acerqué todavía sin vestir mientras me secaba un poco el pelo con una toalla.
Me acerqué a ella y la besé yo. Ella acarició mi cara, veía en sus ojos cierta preocupación pero en seguida cambió su expresión por una gran sonrisa. Aquella noche salimos a tomar algo y regresamos pronto a casa. Al día siguiente la tónica fue más o menos la misma, Marina estaba pletórica tanto con mis padres como con mis amigos con los que se notaba que estaba disfrutando. Llegó el viernes, por la noche era la fiesta y Marta estaba super ilusionada, siempre nos había gustado la música de los 80 y se había decorado la plaza principal del pueblo donde se celebraría la fiesta con algunos carteles de discos de aquella época, habían colgado una bola de discoteca en medio de la plaza y también la indumentaria era casi obligatoria imitarla. Me hizo gracia prepararnos con lo poco que teníamos que pudiera colar, yo me había vestido completamente de negro, unos pantalones ajustados y una camiseta de sisas de Héroes del silencio, ella llevaba unos vaqueros de talle alto, una camiseta blanca y un pañuelo de lunares rojos que había encontrado mi madre en alguna parte y ella se había colocado con gracia en la cabeza. Ella siempre había sostenido que no le gustaba disfrazarse y yo la había convencido que no era disfrazarse sino volver a su adolescencia lo que la había hecho reírse y aceptar.
La noche empezó muy bien, nos habíamos reunido todos, me hacía gracia ver a la gente vestir de esa manera y en general el ambiente era divertido. Un grupo de versiones cantaba en el escenario los temas más míticos de aquellos años y yo cantaba a grito pelado con Marta, Marina cantaba con nosotras aunque su comportamiento era más discreto. En un momento dado la vi dirigirse hacia la barra para pedir más cerveza y cuando me giré porque llevaba un tiempo sin volver la vi hablando de nuevo con Jose Antonio, preferí no darle importancia y seguí cantando y bailando con mis amigos. En un momento dado Marta me hizo girarme para mirar a Marina, Jose Antonio la tenía cogida por la cintura y ella miraba hacia abajo, la notaba incómoda por lo que le dije a Marta que me acompañara hacia allí. Primero caminaba despacio, no quería tampoco que pareciera desesperación, cuando estábamos a unos metros vi como Marina levantaba su mano y propiciaba una hostia a Jose Antonio, él la recibió y vi como cerraba el puño, entonces corrí hacia ellos, llegué furiosa a tiempo de apartarlo de ella ante la atenta mirada de algunas personas, me giré hacia Marina, estaba algo roja pero no se si era de la vergüenza o por ira, la cogí del brazo y la separé un poco de allí, le dije a Marta que me la llevaba un momento y que luego volveríamos.
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Me quedo contigo
RomanceAna es una chica de 26 años que canta en el grupo de versiones rock "Yonkola", su vida está dedicada a la música, la poesía y el abuso de drogas y alcohol al que somete su cuerpo cada fin de semana. Hace dos años llegó a Sevilla y fue allí cuando co...