Los días pasaban con normalidad, mi rutina seguía, los fines de semana un absurdo descontrol y abuso de drogas y alcohol y los días entre semana las clases de la academia. No consumía cocaína entre semana, quería tener un cierto control sobre los días que tenía que trabajar. Los porros eran un tema distinto, su consumo diario no me impedía hacer vida normal. De vez en cuando los acompañaba con algunas cervezas hasta conseguir caer rendida en mi cama, eso me impedía darle muchas vueltas a las cosas.
Me había prohibido a mi misma durante los ensayos y las actuaciones preguntarle a Rafael por Marina, mi salud mental lo agradecería y me repetía una y otra vez que había sido una bonita casualidad que nos encontráramos aquella noche pero nada más. Al tercer día me tuve que obligar también a no releer una y otra vez las conversaciones que todavía conservaba con ella en el móvil porque las ganas de volver a escribirle se estaban haciendo por día más fuertes.
Aquel miércoles, tres semanas después del encuentro en el pub, teníamos ensayo. Los miércoles era el único día que libraba en la academia así que aprovechábamos para hacer el ensayo un poco más largo. Cuando estábamos terminando y sosteníamos una cerveza mientras brindábamos por otro tema bien metido Rafael se acercó a mi.
- Oye Ana - dijo captando mi atención y prosiguió cuando lo miré expectante - hoy me ha preguntado Marina por ti, a decir verdad me ha preguntado un par de veces antes.
- ¿Qué? - le dije mirándolo sorprendida intentando ocultar mis nervios - ¿Qué te ha dicho? O... ¿Qué le has dicho? - pregunté notando como las palabras se atropellaban dentro de mi boca lo que pareció divertir a Rafael.
- Bueno, dos días después de haber estado aquí, el lunes cuando nos vimos en el instituto me preguntó que como nos conocimos y le conté como fue - yo lo miré con ojos asesinos, mi primer contacto con Rafael fue porque nos pilló a Sara y a mi metiéndonos una ralla en el baño - no joder, el primer contacto no - dijo riendo adivinando mis pensamientos - le conté que estábamos buscando vocalista porque Sara se iba y apareciste tú, primero como algo temporal y luego pasó a ser definitivo.
Respiré aliviada, no me apetecía que Marina conociera esa parte de mi vida, a decir verdad no llevaba mucho tiempo consumiendo, algo menos de dos años, pero no era algo de lo que me sintiera orgullosa ni que fuera contando por ahí y menos a ella, ¿qué pensaría de mi si se enterase? Sabía que ella le tenía una profunda animadversión a las drogas y aunque alguna vez le había admitido que había probado los porros y la cocaína a ella no le hacía nada de gracia esa conversación por lo que siempre me pedía cambiar de tema o se enfadaba momentáneamente antes de acabar con un "tú sabrás como te quieres joder la vida". No, era definitivamente mejor que Marina no supiera nada de esto.
- Y bueno - prosiguió él - ella me dijo que te veía cambiada, más adulta que cuando te conoció, que se había alegrado muchísimo de verte y que no sabía que cantaras tan bien, ella me confesó que hasta hace unos años estuvo cantando en un coro de iglesia y no pude evitar reírme, creo que no le sentó muy bien, pero tampoco dijo nada - relató sonriendo.
- Nunca más le hagas bromas sobre eso o encontrarás a una Marina con uñas y dientes - le dije bromeando y sacando los dientes y las garras en un gesto que también le resultó gracioso - sí, Marina es una persona muy particular - dije sonriendo nostálgica.
- Y bueno, me preguntó algunas cosas más sobre ti, como si tenías trabajo o si te veía bien, si vivías sola o no... - enumeró el sin perder su sonrisa.
- ¿Y qué le dijiste? - pregunté divertida. Me hacía gracia que Marina quisiera saber esas cosas, siempre había sido muy curiosa pero no me esperaba que le preguntara a Rafael por ello.
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Me quedo contigo
RomanceAna es una chica de 26 años que canta en el grupo de versiones rock "Yonkola", su vida está dedicada a la música, la poesía y el abuso de drogas y alcohol al que somete su cuerpo cada fin de semana. Hace dos años llegó a Sevilla y fue allí cuando co...