Con los primeros rayos de sol que entraban a través de la ventana hacia la habitación desperté y cumplí mi cometido de irme a la otra cama. Deshice el abrazo que tenía hecho al cuerpo de Marina y con mucho pesar crucé los pasos que había hasta mi nuevo destino. Suspiré tumbada boca arriba, miré de nuevo hacia Marina, dormía plácidamente en su sueño casi imperturbable, tenía algunos mechones de pelo por la cara y la boca entreabierta y me hizo gracia verla de esa guisa, sonreí para mi misma. Nuevamente, el arte de dormir se me resistía así que en el momento que empecé a escuchar voces en la habitación de al lado (la de Lucas y Alba) me dispuse a ponerme algo apropiado de ropa (vale que estuviera en casa ajena y me tuviera que poner algo de ropa para dormir y más con la calor que hacía). Salí de la habitación justo a tiempo para ver a Alba cerrar la puerta de la suya.
- Ey - la saludé cerrando la puerta tras de mí. No hacía falta recordar los despertares de Alba por lo que me limité a ver como me hacía un gesto con la cabeza y avanzaba hasta mi.
- Café - dijo cuando llegó hasta mi altura y ambas reímos en silencio.
La casa era inmensa, en total tenía diez habitaciones distribuidas en ambos pisos, abajo estaban la de Chari y Servando, la de Marina y la mía, la de Lucas y Alba y también una más en la que no sabía quien dormía pero creo que eran los niños de Loli. Las demás estaban arriba y no sé como estarían repartidas.
Llegamos hasta la cocina, allí estaban Germán y Servando junto con Andrés y Ceci, estos últimos se quejaban de que apenas habían podido dormir por los ronquidos de Marcos lo que nos hizo reír a Alba y a mi también. Habían preparado café por lo que un gentil Germán me entregó una taza y me indicó que comiera lo que quisiera de lo que allí había (diversos dulces, pan cortado, galletas, zumos, etc.) la verdad es que la cocina era también muy grande pero claro, es que para abarcar a una familia tan grande no podía ser de otra manera.
- Esta noche vamos a hacer barbacoa - relató Servando mientras daba vueltas a su taza de café - que con eso de que ayer no sabíamos si estaríamos todos al final no la preparamos.
Servando era un hombre algo más joven que Germán, tenía el pelo corto moreno aunque con numerosas canas, unos grandes ojos verdes que habían heredado sus tres hijos, era alto y delgado y parecía bastante amigable, aunque su porte general era bastante serio.
- Yo te ayudo a prepararla - dijo Andrés en seguida - que hace tiempo que no hacemos nada los dos juntos.
Se sonrieron y me pareció tierno. Andrés me estuvo contando que él y Ceci vivían en Santander debido al trabajo de ambos que se conocían desde hacía muchísimos años y que este año, con eso de que se iban a casar en unos meses, era la primera vez que en las vacaciones familiares habían podido dormir juntos, eso me hizo aún más una idea de cómo era la familia de Marina.
- No, es que las cosas se hacen bien o no se hacen Andrés - replicó su padre.
Yo miré a Alba y ella negó con la cabeza volviendo los ojos.
- Tienes que ser un poco más abierto cuñado... yo a la vejez estoy descubriendo cosas que antes me parecían horrorosas y que sin embargo... existen y están bien - explicó Germán mirándome al final con una tierna sonrisa. Su hija y yo le devolvimos la sonrisa - yo no me opongo a que Alba duerma con el muchacho ese que viene con ella porque ¿para qué? ¿Para que me pillen la vuelta y lo hagan a mis espaldas?
-Bueno, tú a tus hijos edúcalos como tú quieras que yo sabré lo que hacer con los míos - sentenció Servando serio.
- Joder papá, pero es que es verdad... si en Santander vivimos juntos desde hace ya tres años qué crees ¿que dormimos en dos habitaciones distintas? - relató Andrés divertido - muy inocente eres entonces.
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Me quedo contigo
RomanceAna es una chica de 26 años que canta en el grupo de versiones rock "Yonkola", su vida está dedicada a la música, la poesía y el abuso de drogas y alcohol al que somete su cuerpo cada fin de semana. Hace dos años llegó a Sevilla y fue allí cuando co...