-A veces te amo, a veces te odio. Pero cuando te odio, es porque te amo.-Sentenció el hombre dejándose llevar por todos aquellos sentimientos que se habían contenido por tanto tiempo y terminó con los pocos centímetros que había entre ellos sellando...
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El tiempo transcurría y mis nervios y desesperación iban en aumento a cada minuto.
Luego de que Ethan no pudiera presentarse por él mismo, que Iván y Alfredo se le rieran casi que en su cara, que Yesenia silbara atrayendo a Nina quien casi se abalanza sobre Ethan al estar tan cerca de su territorio y que mamá debiera venir ella misma, tomarlo por el brazo y llevarlo dentro de la mansión donde nos reuniríamos todos y comenzaría el interrogatorio que ya llevaba unos cuarenta minutos.
-¿Qué planes tienes con mi hija?-Ethan me miró de reojo, nervioso. Tomó aire y después de removerse incómodo en el sofá, pronunció.
-L-lo que el de-destino decida, señor.-Ovidio, quien estaba parado detrás del sofá de mi padre, con un cuerno de chivo cruzado por su pecho al igual que sus hermanos, codeó a Alfredo y Alfredo observó burlesco a Iván, quien me dirigió esa mirada a mí antes de volver a ver en su postura dura a mi novio, sentado en el sofá donde yo estaba sentada en su apoyabrazos.
Papá soltó una carcajada falsa antes de cambiar rotundamente su actitud.-¿Piensas mantener a mi hija con... lo que el destino decida? ¿No piensas trabajar con ella? ¿Ampliar tu negocio con mi princesa como socia?-Ethan ya no respondió. Cuando quise interrumpir, Vicente me dio un apretón en el hombro. Lo miré por unos segundos pero como siempre, él ganaba en estas batallas por lo que no tuve de otra que quedarme callada.-Y dime, ¿Piensan tener hijos?
-N-no, señor.-Rápidamente mi vista recayó en mi novio.
-¿Qué dices?-Las miradas fueron a mí pero no me importó, eran cientas las veces que habíamos conversado con este tema y siempre coincidíamos con tener de tres a cuatro hijos. Mi mayor sueño luego de ser financieramente independiente. Y aunque nunca me imaginé o pude hacerme la idea de tener hijos parecidos a él, rubios, gringuitos o con su apellido, tampoco negaría nuestros planes.
-No, Atenea. Yo no quiero tener hijos.-Un jadeo sarcástico salió de mí inesperadamente.
-¿Tu estás loco? ¡Por meses dijimos que lo intentaríamos luego de la boda!-La cabeza de Ethan se encontraba gacha, sin atreverse a mirar a su alrededor o a enfrentar la situación.
-N-no, At-tenea... no quiero esta familia p-para un hijo mío.
-¡Bueno ya!-Papá se levantó de golpe dando un grito.-No voy a tolerar más esta falta de respeto de este chamaco miedoso.- O te haces hombre y pones el pecho por mi hija o bien grande está la puerta y mis hombres a disposición de dejarte en la puerta de tu casa en un segundo.
Ethan me dirigió una mirada por unos breves segundos antes de volver hacia mi padre quien estaba parado a pocos centímetros de nosotros.
-¿Y bien, Ethan?-Hablé.
-Yo... Y-yo no puedo, Atenea. Lo siento pero no voy a soportar esto, menos este interrogatorio de parte de... de delincuentes. ¡¿Qué moral tienen para hacerlo eh!?
