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-Emm

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-Emm... oye.-Me recargué sobre el barandal donde comenzaba el corral. Iván, quien probablemente se había cambiado de posición a propósito, ahora dándome la espalda, siguió cepillando la melena del caballo sin inmutarse.-Archivaldo.-Pronuncié en un tono más alto, cortante peor sin ser altanero.

-¿Qué quieres?-Dijo sin darse ni la vuelta, haciéndome sentir como si una bofetada hubiera impactado contra mi mejilla, tomándome por sorpresa y dejándome sin palabras, por algún extraño motivo.

-¿Qué te sucede?-Me maldije mentalmente por lo torpe que había sonado eso. Pero es que ni siquiera sabía qué decirle.

-¿Tú qué crees?

Abrí mi boca creyendo que como siempre, encontraría las palabras justas sin mucho esfuerzo, saliendo impulsivamente. Pero ésta vez fue la excepción. Apreté mis labios en una línea al saber que si alguien me estuviera viendo, se reiría de lo tonta que parecía. Aferrada a un barandal intentando que mis tacones de taco fino no se entierren en la tierra, hablándole a alguien que que respondía a secas y dándome la espalda, dudando hasta de qué decir y tragándome mi orgullo, el cual Iván pisoteaba con cada segundo que pasaba ignorándome.

-¿Qué haces? ¿Puedes verme? Te estoy hablando.-Intenté mantener el tono de mi voz calmado pero me era casi imposible, e Iván tampoco ayudaba.

-Estoy haciendo lo que estás viendo.-Bufé no soportándolo más, la paciencia no iba de la mano conmigo. Por lo que esperé un momento para ver si tal vez era otra de sus bromas, al notar que jamás se dio la vuelta, me giré yo, pero para irme. Desafortunadamente, un jalón desde mi playera me hizo detenerme bruscamente.

Maldije en voz baja después de haber intentado desenganchar, lo que sea que se haya atorado con la tela naranja de mi prenda y fallar.

Por estar concentrada rabeando con eso, no me percaté de la cercanía de Iván hasta que sentí sus manos tomando las mías y quitándolas. Miré por sobre mi hombro como su rostro demostraba concentración, en algo tan simple como desenganchar una playera. Pero así eran ellos. Con tantos años conviviendo con los Guzmán, había aprendido que hasta por lo más mínimo ellos se esforzaban e intentaban que todo siempre les saliera perfecto con un mínimo margen de error.

-Gracias-Dije sin verlo. Cuando quise volver a caminar, su mano tomó fuertemente mi brazo.

-¿Qué quieres, Diosita?

-¿Ahora que rompí mi playera favorita te importa?-Rodó los ojos antes de soltarme y darse media vuelta para volver con el caballo.

Dejé de caminar cuando a lo lejos vi a mi padre viéndome fijamente, negando con su cabeza y cruzado de brazos.

Bufé evidentemente enojada y frustrada. ¿Por qué debía hacer esto? ¿Por qué me manipulaba así, señor? 

Ésta vez la que negó viéndolo de la misma forma fui yo. Cuando volvió a entrar al rancho dejándome parada viendo a la nada, supe que debía volver y comportarme como adulta frente a Iván por más que se me dificultara.

A Veces | Iván Guzmán| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora