Horas antes en alguna parte de Sinaloa...
-¿Qué hacen parados ahí cabrones? ¡Órale se me van a seguir al pinche carro de ese bato!-Iván chasqueó sus dedos impaciente y nervioso de que por la pereza de sus hermanos pudiera perder de vista a Atenea.
-¿Cómo que van? Tu te vienes con nosotros pendejo.
Iván rió sarcástico cruzándome de brazos antes de dar su última palabra.
-Antes que seguir a esa chamaca engreída, me castro.
°°°
Minutos después se encontraba acelerando su carro para no perder de vista al Mercedes Benz negro, siendo alentando por Alfredo a un lado de Serafín quien analizaba los vuelos que llegarían desde Estados Unidos.
-¿Están seguros que son ellos?-Preguntó Ovidio poniéndole zoom a su teléfono y apuntándolo al interior del coche de adelante, intentando utilizarlo para ver quiénes lo ocupaban según él.
-¿Cuántos carros de alta gama,particularmente un Mercedes parecido al del pinche franchute, pueden estar transitando el camino de la sierra si no es de alguno de nosotros? A veces haces preguntas pendejas, Ovidio.-Serafín se carcajeó y se burló de su amigo por haber sido regañado por su hermano mayor, recibiendo pronto un golpe de éste.
Mientras tanto, Iván se mantenía pensativo, analizando cada paso que haría nada más ver al novio de Atenea. Si ya antes le daba desconfianza ese gringo, ahora, sabiendo quién era su padre, estaba decidido a eliminarlo de la familia lo más pronto posible.
Mientras la Zambada menor entraba al aeropuerto acompañado por el ahijado de Don Mayo, en silencio se bajó de si carro nuevo, cuando estaba por poner un pie dentro del establecimiento, Alfredo lo tomó por la manga de su camisa.
-No podemos entrar así como así.
-Pero...
-¿Qué harás cuando entres? ¿Observarlos agazapado y arriesgando a que quieran agarrarnos?
Iván lo pensó por unos segundos, hasta que se rindió y terminó cediendo al agarre que ejercía su hermano para que se apoyaron sobre le carro.
Así estuvieron por unos minutos, planeando entre ellos qué harían si el gringo aceptaba conocer a la familia de su novia, aunque lo creían como algo descabellado, todo podía suceder. Cuando estaban distraídos, a tan sólo unos pocos metros lograron observar cómo salían los tortolitos abrazados y acompañados por Pierre.-Ah cabrón, vámonos, métanse rápido antes de que nos vean.-Tan pronto como pudieron, los cuatros se refugiaron en el Camaron de Iván y pacientemente los siguieron hasta un conocido restaurante.-¿Éste no es al que vienes siempre, Iván?-El nombrado asintió de mala gana al ver que se habían sentado exactamente en la mesa que siempre pedía para él.
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A Veces | Iván Guzmán| TERMINADA
Fanfiction-A veces te amo, a veces te odio. Pero cuando te odio, es porque te amo.-Sentenció el hombre dejándose llevar por todos aquellos sentimientos que se habían contenido por tanto tiempo y terminó con los pocos centímetros que había entre ellos sellando...