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-Yo nunca dejé de sentir los sentimientos que tenía por ti, Atenea

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-Yo nunca dejé de sentir los sentimientos que tenía por ti, Atenea.

-Sí, debo ducharm... Espera ¿Qué dijiste?

-Eso que oíste.-Negué con mi cabeza aferrándome a no creerle, lo opuesto a lo que él hacía, acercándose a mí para intentar tomar mi mano, la cual rápidamente aparté.-Si te dejé ir fue porque no podía cortarte las alas, no podía arruinarte siendo tan pequeña, mi niña.

-Pequeña la tienes.-Espeté alejándome de Iván, yendo al balcón y recostándome en él, oyendo sus pasos acercarse a mí velozmente.

-Atenea entiéndeme de una vez, el único futuro que nosotros tendríamos era si nos casábamos ante Dios y ser y actuar como una pareja. ¡Yo no podía hacerte eso!

-¿Ni siquiera pensaste por un segundo en decírmelo? Simplemente me comenzaste a ignorar y tuve que descubrir el motivo mediante Man... Eso no es de lo que estábamos hablando. 

-Pero todo tiene relación, Atenea.

-Todo menos tu y yo.-Le sonreí sarcástica y girándome para ver de frente a su perfil.

-Muy chistosita ¿No?

-¿Por qué te metiste con la bastarda si tanto sentimiento tienes por mí?

Mi pregunta pareció tomarlo por sorpresa y desprevenido, la forma en la que desordenó su cabello y mojó sus labios me lo dijo.

-Porque el primer día en que la volviste a ver supe cuánto te molestaba, creí que sería peor si hacía todo lo que hice. Nuestro hábito era molestarnos hasta pelear y tener la última palabra, eso sería un buen golpe bajo para ti.-Mordí mi labio conteniéndome a decirle lo que verdaderamente esa confesión me había provocado. Tantos momentos en los que rabie, habían sido en vano.-Y me salió todo al revés. Ahora está cada vez más cerca de tener un cargo en el Cártel y cada vez más obsesionada conmigo.

-Pues ahora te pasas el trago amargo con un tequilita y no chistes, eso te sucede por cobarde.-Murmuré sin dirigirle la mirada, un tanto conmocionada por su confesión principal. ¿Iván seguía sintiendo cosas por mí?-Siempre has sido un cobarde, me dejaste por no tener los pantalones suficiente para enfrentar a tu padre, te metiste con e ilusionaste a la bastarda por no tener la valentía de molestarme tú solo. Así que ahora te harás cargo de tus consecuencias, te sacas de esa cabecita los disque sentimientos y te quedas con Katia a tu lad...

-No Atenea, tu y yo hemos estado con muchas personas en estos años, pero créeme que lo que hemos vivido; así de fácil no se olvida, porque las buenas historias y personas no se borran ni siquiera perdiendo la memoria. Yo no puedo ni quiero estar con otra persona que no tenga tu personalidad, tu esencia, tu cuerpo, no quiero estar con nadie más que no haga las cosas como tú las haces, que me mire y sonría como tú. Y no digo que me trate tambíen porque eres una pinche tóxica pero así me ganaste completito.

A Veces | Iván Guzmán| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora