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Salí del interior del aeroclub colgando en mi cuello la credencial colgante con el certificado a volar las avionetas de vuelos comerciales con mi objetivo de probar lo que en un futuro podría agregar a la flota de aviones de mi aerolínea, próxima ...

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Salí del interior del aeroclub colgando en mi cuello la credencial colgante con el certificado a volar las avionetas de vuelos comerciales con mi objetivo de probar lo que en un futuro podría agregar a la flota de aviones de mi aerolínea, próxima a estrenarse en México.

-Pero neta Atenea, a las once te quiero con tus pinches maletas en la recepción del edificio .

-Que sí, Yes. Logré solucionar mis trabajos aquí y podré hacer ese viaje con ustedes.-Mentí como una descarada en ciertos aspectos. Si bien había adelantado trabajo, no era suficiente como para irme de vacaciones por tres semanas con completa tranquilidad, siendo en la primera el lanzamiento de la aerolínea, por lo que me llevaría a escondidas todo lo necesario para trabajar mientras mis cuñadas, hermana y amigas no se percataran. 

Había cambiado rotundamente de decisión luego de la grosera forma de actuar que tuvo Archivaldo conmigo anoche, no tenía ganas de verle la cara tan pronto y mucho menos ayudarlo en sus planes cuando el me trataba y destrataba cuando le parecía.

Corté la llamada con mi hermana cuando me acerqué a la avioneta encontrando la desagradable presencia de Katia pasando un pedazo de tela por un ala, acompañada por un muchacho que reía a carcajadas hasta que me vieron llegar y rápidamente recobraron la postura.

-Dejo en tus manos a mi princesa, mi avioneta más preciada y codiciada en el mercado, Atenea.-Le sonreí al dueño del aeroclub esperando a que los empleados se corrieran.-No dudo que estará bien cuidada por las próximas dos horas.

-Por supuesto que sí, señor.-Pronuncié soltando el agarre que éste había hecho en una actitud paternal.-Nos vemos en dos horas.-Musité sin girarme a verlo, el aspecto de aquella avioneta era precioso, te incitaba a querer pilotearla y yo no iba a contenerme. Esperé a que Valeria, la empleada del aeroclub que me acompañaría para prevenir cualquier emergencia o responder cualquier duda que yo tuviera, subiera y recién encendí el motor, estando lo más rápido posible en el aire, disfrutando de la prueba y corroborando que éste modelo sea lo que quería para que mi compañía triunfara.

°°°

Faltaban solo cuarenta minutos para estar otra vez en pista y mi felicidad era absoluta, todo marchaba bien y por lo visto este modelo era muy fácil de manipular. Dando la vuelta en un campo de siembra, un extraño ruido comenzó a sonar en la parte delantera de la avioneta, no tuve que esperar demasiado para escuchar como el motor se detenía de un momento a otro y ver comenzaba a perder altura.

-No, no, no.-Oí susurrar a la mujer a mi lado intentando tener comunicación con la base rápidamente por más en vano que fuera, estábamos bastante lejos.

-Tranquila, Valeria.-Pronuncié sentándome recta y buscando las posibilidades de aterrizar de emergencia con un motor descompuesto a unos cuantos de miles de pies de altura.

-¡Vamos a caer, nos vamos a estrellar!-Rodé los ojos al ver lo asustada que esa pobre mujer estaba.

-Tranquila, la voy a echar ahí en la sombra y todo va a estar bien-Comenté intentando desviar cualquier tipo de sensación que en estos momentos lograra desconcentrarme y hacerme hacer una mala jugada, en momentos así hasta el más mínimo detalle contaba, sea para bien o para mal.-Esto fue el aceite.

A Veces | Iván Guzmán| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora