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-No voy a dejarte en el centro de la ciudad y luego regresaré a recogerte cuando a ti se te antoje, Atenea-Sentenció Iván haciéndome bufar

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-No voy a dejarte en el centro de la ciudad y luego regresaré a recogerte cuando a ti se te antoje, Atenea-Sentenció Iván haciéndome bufar.-Así que deja de estar de enfadosa y dime a dónde quieres que ir antes de que me arrepienta y nos regresemos a la sierra.

-Pues por mí vete y me dejas aquí, yo luego me las arreglo-Me encogí de hombros intentando evitar su mirada fulminante.

-No quiero que tu apá cuelgue mi cabeza en la entrada de la finca por llegar sin la Diosita.

-Han pasado tantos años y no dejas de decirme ese horrible apodo, Archivaldo.

-Te aguantas por tenes nombre de Diosa.

-Y ser una Diosa, te faltó.-Comenté mientras me estiraba para abrir la guantera de su coche.

-Cierra eso-Dijo eso sin siquiera mirarme.

-No lo negaste, Ivancito.-Canturreé y seguí revolviendo la guantera en busca de algo interesante.

-¡Ya dime dónde vamos, chingado!

-¡A mi no me grites, pendejo!

-Entonces dime a dónde vamos.-Habló más calmado.

-¿Qué es esto...?-Pregunté tomando la bolsa negra.-¡Carajo, Archivaldo! ¿Por qué tienes esto en tu carro? ¡Qué pinche asco!-El castaño rió a carcajadas mientras configuraba el gps. Después anoté yo la dirección en este dándome por vencido, este hombre era más terco que mi padre y yo juntos.

-Yo te dije que quitaras tus manos de mi coche.

-Habló...-Murmuré entre dientes.

Unos cuantos minutos después, Iván estaba estacionando el M5 justo al frente de la empresa con la que, si todo salía correctamente, firmaría el primer contrato para un proyecto equis que tenía por separado de la marca de ropa.

-Estacionas como abuelita, Iván. ¿No lo puedes hacer más rápido?

-¿Por qué estamos al frente de las oficinas de Airbus, Atenea?-Iván se estiró hacia el apoyabrazos para ver el edificio por mi ventana, provocando una notoria cercanía entre nuestros rostros.

-Ay ya córrete que te ves mas feo desde tan cerca.-Ladeó su rostro para verme con una sonrisa burlona.

-Si soy bien pinche guapo ¿Qué dices?-Lo empujé por sus hombros volviéndolo a su lugar y después de tomar mi cartera salí del carro.

-Me esperas aunque tarde, chófer.-Afirmé viéndolo bufar tirando su cuerpo sobre su asiento. 

Mientras entraba al edificio solté una risita, me encantaba fastidiarlo.


°°°


-Ya resuelto la forma de pago mensualmente, en tres meses podrá comenzar a hacer uso del contrato.-Estreché la mano del abogado y del empresario con el que firmé mi primer contrato en México sobre éste proyecto y nada más salir de las oficinas le marqué a mi socio para avisarle que mi firma ya estaba en los papeles, de lo demás se encargaría él.

A Veces | Iván Guzmán| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora