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El color en el rostro de Alfredo había vuelto al momento en que un somnoliento Vicente entró a la cocina en paños menores, rascándose una nalga con una mano y con la otra su ojo, se detuvo en medio de la cocina al notar que no estaba solo y dejó d...

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El color en el rostro de Alfredo había vuelto al momento en que un somnoliento Vicente entró a la cocina en paños menores, rascándose una nalga con una mano y con la otra su ojo, se detuvo en medio de la cocina al notar que no estaba solo y dejó de hacer lo que estaba haciendo, llevando la atención que anteriormente estaba en el Chapito.

-¿Por qué están todos callados?-Pronunció dándose una vuelta sobre sus pies viéndonos a todos.

Iván le dio una mirada fulminante a su hermano, una mirada que expresaba demasiadas cosas que sólo entre ellos y su conexión de hermanos comprenderían, antes de golpear su brazo y caminar a la puerta de la cocina.

-¿No irás a la fogata?-Para mi sorpresa fue Pierre quien se dirigió a él. Archivaldo pareció pensarlo por unos segundos hasta que le respondió encogiéndose de hombros.

Tragué saliva llevando mi mirada al piso en un intento de esquivar la mirada de Vicente, Alfredo, Katia y Manuel puesta en mí, y ninguna era muy bonita que digamos.

-¿Puedo ir?-Preguntó mi hermano mayor dándome la espalda para abrir la nevera y tomar una cerveza.

Miré a mis amigos en busca de sus respuestas, sincronizados y sin darle más importancia, se encogieron de hombros y luego asintieron con su cabeza despreocupados.

-Trae más comida entonces.-Respondí saliendo de la cocina con toda mi tropa detrás.

Una vez que llegamos a los asientos que habíamos puesto alrededor del círculo donde debería estar la fogata, me sorprendí al encontrarme a la insoportable de Katia aferrada al brazo de Archivaldo, sin soltarlo ni un segundo.

Tomé el encendedor y me acerqué a ayudar a Gabino y Manuel.

-¿Neta tenías que traer a los pendejos de mis primos?-Me susurró Manuel mientras sacaba de mis manos el mechero.

-Oye Alfredo me cae bien.-Sentí sus ojos posarse sobre mí en una forma de desaprobación.-Igual podemos hacer una pijamada en mí despedida de esta finca mañana-Dije al recordar que ya podía habitar el piso que le había alquilado a Yesenia hoy. El castaño asintió con una sonrisa antes de volver a nuestro labor.

-Oigan corran a la loca y pónganla lejos del fuego que es un peligro para nosotros.-El comentario de Katia no pasó desapercibido para ninguno, menos para Vicente que llegaba con Serafín, Tania y Priscila.

Tuve que darme la vuelta rápidamente al oír mucho movimiento detrás mío, quedando boquiabierta al ver lo que ocurría.
Vicente había tomado por los hombros a Archivaldo siendo ayudado por Alfredo mientras que Serafín y Priscila se agacharon a la altura de la bastarda, se acercaron a su rostro tomando su cabello desde la parte trasera de su cabeza para que no se alejara y le susurraban cosas que ni su novio a su lado podía oír, quien forcejeaba para soltarse sin ocupar la verdadera fuerza que tenía. Desde mi posición pude ver algo metálico brillar en las manos de mi cuñada, apoyándolo sobre el abdomen de Katia y haciendo una leve presión.

A Veces | Iván Guzmán| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora